Ver cómo la gente se emociona y se desgañita gritando cada vez que divisa la figura de Oscar Villalobo en el pelotón marca a las claras que el idilio del zondino con el pueblo es eterno. Los años no pasan en vano, lo comentó Colla (pág 41), por eso, sólo por eso, Oscar no ganó la etapa. Salas, como dicen los mexicanos, “un gallo joven” lo superó con lo justo.