Metido entre fincas y parrales, el largo paredón del Club Angaqueros del Sud rompe el verde que lo circunda. Así debió ser desde su nacimiento, hace 100 años, cuando los fundadores lo crearon en aquel predio de calle Nacional pasando calle Rodríguez, en el corazón de lo que por entonces era Angaco. Hoy un grupo de vecinos trabaja a brazo partido para volver a la vida al club de sus amores, despertándolo después de años de inacción.
Con el nacimiento de San Martín, el club, con su historia, pasó a formar parte del nuevo departamento, pero sin perder el nombre con el que surgió, para distinguir su área de influencia, Angaco Sur, de Angaco Norte. Por entonces, su rival máximo en la Liga Albardón-Angaco era Paviolo, otro club rural con similares características que no tuvo la misma suerte que el Angaqueros del Sud y dejó de existir.
Con los años, pasaron por la cancha varias generaciones de jóvenes sanmartinianos, peloteando sueños en aquel pasto que tanto costaba mantener verde y que era como un remanso para los trabajadores rurales, después de las jornadas de labor. Por distintas circunstancias, aquel empuje original fue perdiendo fuerza y alguna dirigencia más displicente que otra hizo el resto.
Lentamente, el Angaqueros del Sud empezó a atravesar una agonía que duró casi 30 años y que amenazaba con hacerlo desaparecer por completo, cuando un grupo de inquietos intentó la resurrección. Entre ellos se encuentra su actual presidente, José Luis Lima, quien transitó más de una tarde jugando a la pelota en la cancha de la calle Nacional. Lima, junto con una comisión directiva ‘en la que abundan las damas, que son mucho más trabajadoras que nosotros‘, según él mismo reconoce con una sonrisa, asumió en febrero la tarea de recuperar al club. ‘Había mucho por hacer -dice- y con el esfuerzo de todos y la ayuda del municipio de San Martín, pusimos manos a la obra. La desidia y el abandono habían hecho estragos, pero hoy ya pudimos terminar el cierre perimetral y estamos encarando el cierre olímpico de la cancha de fútbol, la ampliación de un playón y la construcción de los camarines, con su correspondiente instalación sanitaria‘.
Hoy el club, a poco de festejar su centenario -ya hablan de una gran cena aniversario para agosto, el mes oficial de su nacimiento- ve levantarse las paredes de sus nuevas instalaciones. En la antigua oficina, todavía sobreviven las copas ganadas hace varias décadas y el escudo con los rayas rojas y blancas verticales (como las de Estudiantes de la Plata o Instituto de Córdoba) aún adornan las paredes interiores.
Con el mismo cuidado con que quita la tierra de los pesados trofeos y los vuelve a ubicar en las vitrinas, José Luis Lima repasa la historia del Angaqueros del Sud y se ilusiona con un futuro mejor. ‘La idea -dice- es que en el playón se pueda hacer otros deportes para los chicos y chicas de la zona, como handball y vóley. Y si todo sale bien, a lo mejor para fin de año ya podamos tener el playón listo para hacer Futsal y quien sabe, hasta podamos colaborar para que se haga una liga regional de Futsal.
Este club fue hecho en base a trabajo y esa es la única receta que estamos usando para recuperarlo‘.

