Las calles de ripio no impidieron que las pasistas movieran sus cuerpos al compás de la batucada. Como si se tratase de la prolongación de una tarde calurosa, los vecinos ubicaron banquetas y sillas en la vereda para mirar el espectáculo. Sin iluminación especial, sin números artísticos de primera línea, sin carruajes espectaculares, pero con mucho entusiasmo. Así festejaron el carnaval en Zonda, el fin de semana pasado. Una movida que surgió por iniciativa de los mismos vecinos.

Al corso lo empezaron los más chiquitos. Fueron los más aplaudidos. Las comparsas invitadas, con todo su esplendor, pasaron al final. Ullum y Rawson mostraron sus brillos pero los zondinos no se quedaron atrás. Es por eso que los ensayos de cada comparsa empezaron a mediados del año pasado, cuando el carnaval anterior todavía estaba caliente.

Fue como una reunión entre vecinos. La gente puso sillas en las veredas de sus casas y hasta sacaron el mate. Los que llegaron de otros barrios, lo hicieron cargando una mesita y una conservadora, para no quedarse atrás. No había policía para organizar los cortes de calle, ni iluminación especial, ni un gran escenario, como sucede en los corsos de otros departamentos. Aún así, la fiesta fue ordenada y la gente se quedó hasta la madrugada.

Tan de barrio fue este corso, que los vecinos improvisaron puestos de venta de choripanes en los fondos de las casas y transformaron el comedor en almacén para vender bebidas.

Uno de los cruces de calles internas del barrio se transformó en el palco oficial donde estuvieron la candidata departamental a Reina del Sol y hasta el intendente de Zonda. Pero Porras fue un invitado más, ya que toda la organización corrió por cuenta de los vecinos del barrio Obrero Municipal.