Ayer estuvo lejos la versión de San Martín que jugó ante Huracán de parecerse a la que el lunes pasado superó a la Lepra mendocina 4-3. El gran cambió pasó por la creación, el peso ofensivo y la efectividad, ya que de anotar 4 goles a Independiente Rivadavia, pasó a prácticamente no tener opción de gol y por ende terminar sin gritos en el arco rival.

Esa fue una notable diferencia que en el fútbol actual marca la diferencia entre ganar y perder. Ayer no pateó al arco, cuando intentó quedó en posición adelantada, y los centros, que fueron claves la fecha pasada, terminaron sin destinatario o por encima del travesaño del Globo.
 
Un cabezazo de Hoyos y un remate de Alvarez fue muy poco para poder convertir. Sumado a que ambos son defensores y que marcó que los encargados de marcar estuvieron peleados con el arco y muy lejos de gravita en el área. Diferente a lo mostrado ante los mendocinos, que cantó 4 goles y generó muchísimas más opciones.
 
Sí tuvo algo en común y pasó por las desconcentraciones, aquellas las pagó con un empate parcial 3-3 que lo levantó, pero ayer no pudo hacerse de la pelota, los que saben con ella no hicieron pie, en el medio vieron pasarla, y por ende en el fondo todo fue complicado y por varios pasajes difícil de frenar. Fue otro Verdinegro, al que de visitante le cuesta imponer su juego.