¿Cómo que los seres no humanos no merecen ser reconocidos como protagonistas? ¿Cómo que el Hospital Rawson es el único de otra especie con tal licencia? ¿Quién representará a San Juan ante el país y el mundo desde mañana, sino un ejército de dinosaurios? ¿No fue acaso un simple mosquito el animal que más atemorizó a la gente durante este año? ¿Es que no fue el 2009 una reivindicación para los cóndores recuperados y las garzas que se mudaban a los barrios? ¿Y no fue este año cuando descubrieron una nueva especie de pez, totalmente vernácula? ¿Nadie recuerda ya que un pobre perro marrón fue el mártir que se inmoló para que descubrieran las fallas eléctricas en el Parque de Mayo? ¿Y el gato del incendio del camping jachallero, ese gato que apareció dos veces en la tapa del diario como símbolo del renacimiento sobre las cenizas? ¿Y el duende? ¿Ah? ¿¡Y el duende!? No, injusticias no. Si estas criaturas no pueden estar con los Personajes del Año, pues vaya para ellos este más que merecido bestiario "09.
Basta un repaso rápido. Comenzando el año, un puma empezaba a ser noticia. Lo habían capturado de chiquito en Valle Fértil, lo habían criado como mascota y el animal se había terminado aburguesando tanto, que ni miedo ni instinto de caza tenía. Intervino Medio Ambiente, intervino la Justicia, y fue a parar al Faunístico de Rivadavia. Medio año después, otro puma seguía el mismo derrotero. Pero sus historias no estaban aisladas en el arcoiris de los bichos transplantados: era una idea oficial de Capital que las peatonales Rivadavia y Tucumán se poblaran con halcones, para espantar así, volando, a los tordos que tanto ensucian. Lo que voló, al final, fue la idea.
Pero claro, para animales fuera de lugar, nadie como las garzas que todas las tardes llegaban de a cientos para posarse sobre un árbol en Rawson. Y convertir los techos, autos y calles aledañas en baños al paso. También ellas tuvieron página propia, tal como sus parientes, los cóndores que habían mandado a terapia para que recobraran la capacidad de volar.
El que vuela y mucho, pero aún no en San Juan, es el Aedes Aegypti, el mosquito del dengue. Hasta infografías con su identikit fueron publicadas. Y a todo el mundo se le pusieron los pelos de punta por el miembro más diminuto del bestiario.
Pero miedo, lo que se dice miedo, pavor, confusión y miles de voces pronunciadas a favor y en contra, fue lo que provocó el duende de Chimbas, aquel que un joven dijo haber atrapado y guardado en una jaula. Una foto hecha por un vecino con el celular revolucionó la opinión pública. Y aunque no puede ser clasificado como animal, ni en ninguna otra categoría biológica conocida, el duende se ganó la cima del podio en este bestiario.

