Ricardo Marín es conocido como ‘el artesano de San Expedito‘. Es que desde hace unos años se convirtió en el único vecino de Bermejo, en el departamento de Caucete, en hacer las imágenes del santo. Él las vende a los puesteros del lugar, que antes las mandaban a pedir a Mendoza. Según el hombre, que aprendió a hacer las imágenes leyendo para saber cómo usar yeso, hace cerca de 30 estatuillas por día.

En el pueblo todos lo conocen porque es el que se encarga de repartir las imágenes a los puesteros que reciben a miles de fieles todos los fines de semana. Sobre todo los días 19 de cada mes, que es el día del santo.

A pocos metros de llegar a la capilla de San Expedito, en el pueblo caucetero, Ricardo tiene su taller al aire libre. En el fondo de su casa, bajo un enorme árbol trabaja todos los días y hay veces que recibe ayuda de Diego Herrera, un vecino que de a poco está aprendiendo el oficio. Además es ayudado por algunos de sus familiares. Ama lo que hace y es muy devoto del santo, por eso dijo que todo su trabajo lo realiza con mucha dedicación.

Sobre un tablón y unas mesas improvisadas con maderas y ladrillos, trabaja sin importar que haga frío o calor. Con algunos moldes que hizo de manera casera y con el yeso que trae desde Caucete una vez por semana, hace las imágenes de distintos tamaños. Luego las deja al sol para que sequen y posteriormente comienza a pintarlas. Contó que las imágenes tarden cerca de una semana en secarse.

‘Un día pensaba cómo hacer para tener otros ingresos para poder vivir un poco mejor. A mí me encanta trabajar y sobre todo hacer artesanías. Y se me ocurrió hacer las imágenes de San Expedito, ya que la gente las traía desde Mendoza‘, dijo Ricardo, que trabaja como artesano hace muchos años, pero que siempre se dedicó a hacer trabajos con madera. Antes de comenzar con las estatuillas, sólo hacía capillas de madera, pequeños muebles y algunos adornos. Ahora, divide su tiempo para poder realizar ambos trabajos artesanales.

‘Es un trabajo muy lindo, pero hay veces que tengo que dejar de hacerlo porque me cuesta mucho. Sobre todo a la hora de traer los materiales desde el pueblo de Caucete. No tengo movilidad y cada vez que compro una bolsa de yeso debo pagar más de 160 pesos en un remís para que las traiga. Y tampoco puedo traer más de 2 por viaje‘, dijo el hombre que cuando pinta las imágenes recibe ayuda de su esposa y su hija de 15 años.