"Ahora tendremos que esperar para ver si sale algún retoño. Si esto sucede, podremos tener un nuevo árbol en ese lugar".
Así manifestó Edgardo Chávez, al frente de Arbolado Público de la provincia, su deseo y esperanza de que el aromo negro de la esquina de Libertador y Sarmiento, volviera a nacer algún día. Lo dijo en noviembre pasado cuando este ejemplar tuvo que ser talado, quedando reducido a un tronco de 30 centímetros, por estar podrido y con hongos. Y su deseo de entonces se hizo realidad. Este aromo histórico, bajo el cual leía Domingo Faustino Sarmiento, ya tiene brotes nuevos. Ahora pondrán en marcha una serie de medidas para garantizar su crecimiento.
El pasado 30 de noviembre la gente que caminaba por la intersección de Libertador y Sarmiento se paró para presenciar, con tristeza, el talado del aromo negro que sobrevivió a inundaciones y terremotos por más de dos siglos, pero que no pudo contra los hongos y las termitas. Hoy se detiene para ver, con alegría, los brotes que ya alcanzan los 10 centímetros.
"Ese es Sarmiento que no quiere que su árbol desaparezca -dijo un hombre señalando los brotes- Ahora hay que cuidarlo como oro". Lo mismo opinaron desde la Subsecretaría de Medio Ambiente, donde ya se están instrumentando algunas medidas para que este árbol, declarado Patrimonio Histórico Municipal, siga creciendo. "Nos hemos puesto en contacto con Medio Ambiente de la Capital para, en conjunto, planificar los cuidados -explicó Edgardo Chávez-. En primera medida habrá que hacer una especie de casilla de reja más alta de la que hay en el lugar para mantener los brotes protegidos del acceso de perros o personas con intenciones de cortarlos o dañarlos. Después recibirán tratamientos especiales para protegerlos de hormigas y termitas".
El funcionario dijo que estos cuidados se complementarán con la nutrición del suelo, un riego periódico (como lo hizo hasta ahora el municipio aún después del corte y ante la posibilidad de un rebrote) y la colocación de tutores para guiar el crecimiento. También agregó que no será necesario proteger el retoño del frío, ya que el aromo es una especie muy resistente a las temperaturas extremas.
Desde Medio Ambiente trataron de salvar este árbol en varias oportunidades. En el 2007, el biólogo Justo Márquez dijo a DIARIO DE CUYO que el ejemplar no iba a vivir mucho tiempo "si no se erradican las moras que están alrededor y que le proyectan sombra". Pero las moras fueron erradicadas y a pesar de los tratamientos que le hicieron al aromo para salvarlo, nada de esto fue efectivo.
La muerte ya anunciada sucedió en la madrugada del 30 de noviembre pasado. El árbol se partió por la mitad, cayendo al piso. Horas más tarde, técnicos de Medio Ambiente, tanto de la provincia como de la Municipalidad de la Capital, llegaron al lugar para evaluar la situación. Y el diagnóstico fue irrevocable: tenían que cortarlo por completo porque estaba podrido, con hongos y lo estaban atacando las termitas.

