Las consecuencias que puede tener para el sector pesquero el desenlace de la demanda de Perú mantienen en vilo a los trabajadores del mar en esta ciudad del norte de Chile, situada a sólo 22 km de la frontera.
Si la Corte de La Haya da la razón a Perú, las aguas donde faenan a diario se convertirán en mar peruano y los pescadores de Arica quedarán recluidos en un estrecho corredor de apenas ocho millas.
Los principales afectados ante este hipotético panorama son los pescadores artesanales, que trabajan en embarcaciones de tamaño pequeño y medio. Se trata de decenas de embarcaciones con diez tripulantes cada una, que se dedican única y exclusivamente a pescar anchoveta, un pez de la familia de la anchoa que vive en las costas de Chile y Perú y que se utiliza para elaborar harina de pescado y aceite. Los pescadores de Arica capturan la anchoveta dentro de las primeras 15 millas de mar, una zona rica en nutrientes idónea para ese tipo de pescado. La captura de anchoveta, que alcanza 120.000 toneladas al año, caería entre un 60 y un 70 por ciento, con lo cual el negocio dejaría de ser rentable.