Hizo sólo hasta el tercer grado de la escuela primaria. No sabe de sintaxis y tiene "horrores" de ortografía, según lo que él mismo dijo. Pero decidió superar todas estas limitaciones y publicar un libro de cuentos basados en vivencias propias y ajenas. Se trata de Fernando González Romero, de 87 años, quien hace unos días presentó su obra "Entre la Tierra y el Cielo" que dedicó a Mabel, su única hija que falleció trágicamente hace 3 años.
Rosario no pudo dormir tranquila desde que vio "una cosa negra gigante" desplazándose sobre el techo de Doña Juana, su vecina. Compartió su temor por este descubrimiento con los demás habitantes del barrio que se turnaron por las noches para descubrir a la "bruja de negro". La vieron un par de veces, pero no lograron distinguir de qué se trataba. Fue la propia dueña de casa, Juana, quien decidió esconderse en el techo de su casa para descubrir el misterio. No tardó en hacerlo. Ni bien anocheció ese bulto negro se le abalanzó. Era el perro de un vecino que se subía al techo a comer las uvas que la mujer puso a secar para hacer pasas. Doña Juana fue, en la vida real, la abuela del autor.
"Todas las historias que cuento en mi libro son reales. Algunas las viví yo y otras pertenecen a lo vivido por familiares, amigos y vecinos. Decidí contarlas porque soy un convencido de que la realidad supera la ficción. Y no hay mejor historia que una verdadera", dijo el hombre.
"La maldición de los Miranda", otro de los cuentos del libro, parece una película dramática, ya que cuesta creer que una familia viviera signada por la desgracia. Pero fue real. Se trató de un matrimonio con 6 hijos (cuatro casados, uno viudo y uno soltero) que vivían bien y felices. Pero la muerte de uno de ellos fue el comienzo de un destino trágico. En menos de 5 años murieron el matrimonio y 5 de sus hijos, por enfermedades y siniestros viales. Sólo sobrevivió la menor, a quien una familia desconocida le usurpó la casa paterna donde vivía y le robó todas las pertenencias. Murió sola, encerrada en su habitación. "El caso de esta familia, que no tenía el apellido Miranda, fue muy comentado. Nadie podía creer que de repente tuviera tanta mala suerte y así se comenzó a hablar de la maldición", dijo Fernando.
El escritor reveló que a lo largo de su vida fue testigo de diversas historias interesantes que "valían la pena ser contadas". Como la de su vecino, que trabajaba en la construcción y que un día cavando un piso encontró una bolsa con 320 monedas de oro, de México. Pero se las quitó el dueño de la empresa que lo contrató para el trabajo, quien le dijo que le pertenecían por tratarse de una obra suya. Así nació "El tesoro del piso", otro cuento del libro.
> La historia que el autor no quiso contar
Fernando González Romero se casó con Yolanda Vedia en 1959, con quien sigue compartiendo su vida y en quien se apoya para seguir adelante. Hace diez años el hombre sufrió un ACV que le dejó casi paralizado el costado derecho de su cuerpo. Y hace 8, Yolanda también fue víctima del mismo mal, aunque ella aún no puede abandonar la silla de ruedas. Pero nada de eso les causó tanto dolor a ambos como la pérdida de Mabel, su única hija, quien falleció en 2016. "La operaron del intestino y en medio del proceso se lo perforaron. Quedó internada por mucho tiempo. Encima sufría porque no podía estar de pie para cuidarnos, ni a nosotros, ni a su hijo. Falleció, pero nos dejó el regalo más hermoso, un nieto. Se llama Maximiliano, tiene 28 años, y heredó mi gusto por la escritura. Cada vez que lo miramos vemos a nuestra hija en sus ojos", dijo el hombre.