Hubo inspecciones y decomisos, pero los comerciantes regresaban al Parque de Mayo. La oferta desorganizada en el espacio era variada, había artesanías, ropa, comidas dulces, venta de choris, de panchos. Sin embargo, lo que faltaba eran normativas que regularan las actividades. Ahora, todo está organizado: los carrobares tienen su espacio, igual que los vendedores ambulantes y en los próximos días se inaugurará el Paseo de los Artesanos. Actualmente, cada actividad está contemplada en una ordenanza y todos deben cumplir requisitos para trabajar.
A los primeros a los que la Municipalidad de la Capital les designó un espacio, fue a los artesanos. A principios de 2009 anunciaron que se crearía el Paseo de los Artesanos que, según las autoridades, será inaugurado en la primera mitad del mes que viene, en la calle Félix Aguilar, entre 25 de Mayo y San Luis. Para regular la actividad, el municipio censó a los artesanos y, en marzo pasado 209 personas recibieron un carnet que certifica su oficio.
Después llegó el turno de los dueños de los carros pancheros y choripaneros. Este grupo se enfrentó a distintas normativas y prohibiciones desde 1992. Sin embargo, siguieron trabajando en el Parque. La calle Las Heras, entre Libertador y 25 de Mayo, era un clásico, sobre todo para los jóvenes que iban a comer después de las salidas nocturnas. Hasta que en mayo pasado, el municipio aplicó la ordenanza que reglamenta la actividad y los reubicó. Según el secretario de Gobierno, Ricardo Pintos, hay 4 carros vendedores de chori autorizados. Hoy, todos están ubicados frente al Predio Ferial pero, en las próximas semanas, dos serán trasladados a la calle interna del Parque, donde además tienen permiso para trabajar los carros pancheros.
Los que también lograron un lugar propio y legal fueron los vendedores ambulantes, que trabajaron más de 15 años en el Parque y los últimos 6 meses en la Plaza España. Hasta que, hace una semana, se ubicaron en calle San Luis, entre Félix Aguilar y Urquiza. Eso se produjo gracias a que la Municipalidad creó una ordenanza que regula su actividad y les permitió asentarse ahí.
Así, con cada comerciante en su lugar, el Parque de Mayo quedó ordenado y ya no hay vendedores en el paseo que trabajen sin una normativa que regule su actividad.
