Entra una llamada telefónica al 0800-9999-326. Es un usuario informando que ha utilizado un box del Estacionamiento Controlado (ECO) y da el número de serie de su tarjeta descartable para abonar por el espacio ocupado. Al mismo tiempo, se escucha en el teléfono corporativo la voz de uno de los asistentes que está en la calle. Mientras tanto, en las pantallas de dos computadoras van apareciendo en fracciones de segundos decenas de datos de los usuarios que van accediendo o abandonando los boxes. Ese el complejo escenario que se observa puertas adentro en el ojo de ciclón del estacionamiento tarifado llamado centro de operaciones o call center del ECO.

Sin descanso y de lunes a sábado dos operarias son las que manejan todo ese torbellino de datos que va ingresando a cada instante. "Tenemos algunos horarios pico como, por ejemplo, media mañana y medio día, que es cuando hay mayor movimiento en las calles. Pero, por lo general, esto es siempre bastante movido", dice Patricia, una de las operarias.

En una oficina de menos de 3 metros cuadrados, las chicas se las arreglan para mantener el estacionamiento de las calles ordenado durante todo el día. Mientras reciben las llamadas de los usuarios y asistentes, chequean los datos que van apareciendo en las computadoras, en las que tienen abiertas varias ventanas en forma permanente y simultánea.

En esas pantallas aparecen los datos que envía cada uno de los 180 asistentes que recorren cada cuadra de estacionamiento tarifado (ahora en vacaciones hay uno cada dos cuadras). Eso lo hacen mediante un aparato denominado PDA (Asistente Personal Digital) o terminal inalámbrica en la que ingresan la información de todos los que ocupan los boxes. Todo se envía vía Internet al call center y, en sólo un instante, las computadoras de ese lugar muestran todos los datos en sus pantallas.

De esa manera, se puede controlar el mapa de las zonas tarifadas en el que aparecen los boxes ocupados (marcados con azul), los libres (en verde) y los reservados (en amarillo). También se puede ver los datos de cada vehículo, como el número de patente, el tiempo que su conductor solicitó para estacionar o el saldo que le queda en la tarjeta descartable, entre otras cosas. Y hasta se puede conocer quiénes están en infracción, gracias a un cartelito rojo que aparece en otra ventana, donde va entrando la información de todos los posibles infractores.

Estos últimos son los casos de los conductores que, por ejemplo, no abonaron el estacionamiento, que se les venció el tiempo que habían solicitado, que dejaron la tarjeta del ECO en el tablero interno del auto sin haber realizado las operaciones de pago, que ocuparon dos boxes o que estacionaron en espacios reservados. En cada nueva entrada a ese cuadro rojo, las operarias se comunican de inmediato con uno de los 10 supervisores del ECO. Estos van al lugar, chequean la infracción y, en caso de ser constatada, llaman a los inspectores de tránsito para que labren el acta correspondiente.

De esta manera, se analiza un complejo mar de datos que entra al sistema y que comprende todos los sectores que abarca el ECO. Esto teniendo en cuenta que hay alrededor de 16 boxes a cada lado de cada cuadra, incluida la recién inaugurada zona G, que sumó 12 cuadras más hacia el Este de la Ciudad a las casi 50 en las que ya se usaba el sistema.