Los hermanos Elio y Fernando Tapia, que tienen 64 y 62 años respectivamente, sobreviven entre la soledad del campo, la falta de luz y baño y la pobreza extrema. Piden ayuda para tener una vejez más digna, pues hay noches que no pueden ni dormir por el frío que pasan.
Viven en 25 de Mayo,
Una mesa despintada, sillas atadas con alambre, caparazones de quirquinchos y decenas de estampitas de santos son algunas de las pertenencias que los hermanos conservan dentro de la precariedad. Una heladera que no funciona es usada como alacena para guardar algunos alimentos.
En las habitaciones la pobreza es más dura. Sobre camas de elásticos con colchones húmedos y sin sábanas, y tapados con algunos trapos viejos y con nailon para que no les caiga la helada o la lluvia, duermen todas las noches. Sin embargo, no quieren dejar el lugar donde viven.
No tienen baño y se higienizan con agua que calientan con leña. ‘Todos los días caminamos por el campo y recogemos palos secos. Con eso cocinamos y nos bañamos’, dijo Elio, que aseguró que le gustaría que los ayudaran con paneles solares y un módulo para vivir mejor.

