Adrenalina pura. Así se sintió el concierto de Ricky Martin anoche en el Estadio del Parque de Mayo, donde brindó un show de alto vuelo, que las sanjuaninas disfrutaron a pleno, desde el primer minuto de la hora y treinta que duró.
Puntual y con una apertura psicodélica- pantallas e importantes juegos de luces- el boriqua comenzó bien arriba con Adrenalina, rodeado de ocho bailarines (mujeres y hombres) que lo acompañaron de manera impecable todo el concierto, que fue potente, sin fisuras, como era de esperarse para un show de este calibre, que por primera vez engalanó la Fiesta Nacional del Sol.
Una fiesta que si bien tuvo otras figuras internacionales (David Bisbal, Ricardo Montaner, Marco Antonio Solís, por nombrar algunos) ninguno puso en escena este tipo espectáculo.
Después de un par de canciones en inglés, el boricua continuó con Tal vez y con Livin’n la vida loca incluso apareció en el escenario sobre un descapotable.
Apenas unas canciones habían transcurrido cuando Ricky Martin saludó al público -mayoritariamente femenino de todas las edades- y como si se los dijera al oído soltó: ‘Buenas noches, empiezo dándote las gracias por estar aquí esta noche, siento ya el calor y el cariño de este público maravilloso. Espero que pases una noche muy bella. Que seas feliz, te lo preguntare al final de la noche y tu me contestarás’. Suficiente para derretir a la enardecida platea que colmó el estadio y cantó cada estrofa hasta el final.
Ricky Martín demostró que en escena puede ser sexy, tierno, divertido, bailar y además cantar bien. Carismático como pocos, mostró lo mejor de sí en una fecha más del One World Tour, pero dejando todo sobre el escenario y literalmente transpiró la camiseta.
Con un fuerte mensaje en contra de la esclavitud y la trata de niños, comenzó Asignatura pendiente y con ella un bloque de sus baladas mas exitosas. Para ese entonces ya se había cambiado de ropa tres veces y para el momento lento eligió una camisola blanca. Arrancando suspiros siguió con Disparo al corazón, Tu recuerdo, Todo queda en nada y Fuego de noche y nieve de día. ‘¿Una más? ¿Seguimos con el rollo romántico?’ les preguntó simpático y los románticos versos de Vuelve profundizaron la conexión del artista con la marea femenina.
Ya había pasado una hora de show cuando trajo de nuevo la energía caribeña con Adiós, otro de sus hits, Lola, Lola y después llegó el turno de María, el mega éxito de los 90. Con trompetas y una bailarina bailó sensualmente con él, recorriendo con sus manos el cuerpo del cantante como más de una hubiera deseado. Él, disfruta de las exclamaciones de las chicas, sabe que lo que provoca en ellas.
Siguió con La bomba, buscando completar el show y Con por arriba, por abajo, jugó con el público, haciéndolos cantar por turnos.
‘Gracias por tanto amor, fuerza, Dios los bendiga, hasta la próxima’, se despidió antes de salir de escena para volver, segundos después para las últimas canciones. Pegate, La copa de la vida (el famoso Ale Ale Ale del Mundial Francia 98). Pero faltaba la ultra popular La mordidita, que las chicas pidieron a gritos y por supuesto estaba prevista para el gran final, a puro baile y papelitos picados.
La tensión de las fans comenzó a ceder, la emoción las embargó y algunas dejaron escapar lágrimas de alegría. Para las ultra fanáticas fue un concierto inolvidable y para aquellos que no lo son tanto, pudieron saber de que se trataba.
En Villa María el mes pasado, en su primer encuentro con el público argentino, Ricky Martin prometió dejar su alma en cada ciudad de la Argentina. En San Juan la entregó. Sin dudas. Y a cambio se llevó el corazón de miles de sanjuaninas.

