�En octubre, Argentina eligió una Cámara de Diputados sin hegemonías. La primera votación del año, primer test para Cambiemos, no surgió de la imposición, sino de los acuerdos.
Según analistas, el resultado de tan decisiva sesión fue, entonces, un estimulante canto al diálogo que dejó en claro el ostensible cambio de paradigma legislativo, ya que el recinto de los diputados dejó de ser una escribanía presto a votar los mandatos del Ejecutivo. El verdadero ganador de ese primer test ha sido el factor del consenso, elaborado desde una síntesis de opiniones, a partir de tironeos y concesiones constantes y construido también, por qué no, desde las propias chicanas del kirchnerista Frente para la Victoria.