La Policía brasileña y manifestantes se enfrentaron ayer antes de la inauguración del Mundial de fútbol, que ha estado empañado por retrasos en construcciones y agitación política. La Policía usó bombas de ruido y gases lacrimógenos para dispersar a una multitud de alrededor de 200 manifestantes descontentos con los gastos en los que ha incurrido el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff para el evento. Los manifestantes intentaban bloquear una avenida clave que conduce al estadio Arena Corinthians.
