Las pelotas parecen suspenderse más tiempo que el normal en el aire. Un hombre se para con las manos en un caño y se mantiene con el cuerpo perpendicular al suelo durante varios segundos. Mientras, una chica se sostiene sobre una tela suspendida a 3 metros de la tierra. Todo se puede ver a la vez, mientras los colores y el brillo de los elementos resalta sobre el verde del paisaje. Así, malabaristas y acróbatas de distintas provincias juegan y ejecutan sus movimientos mientras parecen resistentes a la ley de gravedad. Todo esto sucedió ayer en la convención de arte circense San Juan. El lugar elegido fue el Camping Municipal de Rivadavia y el encuentro finalizará el domingo.
La idea de la convención, en la que están reunidos sanjuaninos, porteños, mendocinos y cordobeses, entre otros, es poder traspasar los nuevos conocimientos y prácticas circenses a sus colegas, a través de talleres. Para esto necesitan destreza, práctica, concentración, fuerza y manejo del cuerpo, lo que les da a los artistas un toque de seres extraños que se mueven de manera diferente sobre la tierra y el aire.
En ese contexto, los talleres de tela son los más solicitados, sobre todo entre las mujeres. Las chicas se paran y trepan el paño de color casi sin hacer esfuerzo. Sobre él bailan, mueven las piernas, quedan con la cabeza hacia el suelo y hasta se esconden.
Al lado del caño que sostiene esa tela y el trapecio, colocaron otro, se llama Palo Chino y es una de las novedades del encuentro. Se trata de un palo de 6 metros de largo forrado en goma eva. Sobre él, Darío Bruno, quien llegó desde Buenos Aires para dictar las clases de esa práctica, coloca las manos, hace fuerza y deja su cuerpo perpendicular al suelo.
La otra atracción es la Rueda Alemana. Se trata de un aro de acero que los acróbatas toman con sus manos y pies para comenzar a rodar sin parar, sobre el suelo. Y esa se suma la acrobacia combinada, que es realizada por dos personas a la vez, quienes hacen equilibrio mientras se sostienen entre sí.
Más allá de las nuevas técnicas, las tradicionales también tienen espacio. El malabarismo con pelotas y fuego, el monociclo y el contorsionismo sobre colchonetas siguen vigentes.
Con la práctica de estas y otras técnicas los artistas callejeros, de circo y los fanáticos, están logrando que el camping tenga un toque particular y propio de un circo improvisado y al aire libre. Después de haber practicado, aprendido y compartido conocimientos, todos volverán a sus ciudades para mostrar qué es lo que saben y lo que más les gusta hacer: vencer la gravedad.

