La historia del matadero de la Capital está signada por problemas medioambientales. Hasta en la actualidad, que siguen las quejas de los vecinos de barrios como el Frondizi, cansados de los fuertes olores en el lugar.

Hechos que hablan por sí mismos son los de la década del “90. Los archivos periodísticos dan cuenta de que entre las 7 y las 8 del 15 de septiembre de 1995 durante la gestión de Javier Caselles (PB) se filmó un video que delató la responsabilidad del matadero municipal en la contaminación del Arroyo Los Tapones y zonas aledañas al Bajo Segura en Santa Lucía. La cinta, grabada por encargo del entonces intendente santaluceño mostraba cómo camiones atmosféricos del municipio volcaban efluentes en un sector apartado y durante la noche para que el operativo no fuera descubierto. Pese a la crítica pública y la intervención de la Justicia, en febrero de 1996 se procedió de igual forma con los líquidos residuales arrojándolos en el desagüe principal de las inmediaciones de la planta de tratamiento de líquidos cloacales de Bajo Segura. Los desechos también eran derramados, según denunciaron los vecinos, en el canal de calle Colón o el de Balcarce.

Como si fuera poco, a fines de abril de 1997, durante la gestión de Daniel Coll (PJ), un grupo de concejales de Capital denunció que uno de los sectores más altos del Villicum en Ullum, por el viejo camino que llevaba a Mogna, se había convertido en el depósito de efluentes de cuatro camiones contratados por el municipio capitalino, pese a estar prohibida la descarga en cualquiera de las plantas cloacales de OSSE, por el alto grado de contaminación. En esa época, terrenos privados de San Martín también fueron depósito de los desechos, que entre otros elementos incluía sangre coagulada, materia grasa, guano, pelos y huesos de animales.

No fue hasta el 24 de septiembre de 1998, en la gestión Coll, que se inauguró la planta de tratamiento de efluentes del matadero de Capital, que hoy no se usa. Según dijo el coordinador de Gabinete capitalino, Jorge Cerdera, están avanzados los estudios para recuperarla. Los malos olores siguen estando, según admiten en el municipio, hay quejas de los vecinos porque la ciudad creció y el centro de faenamiento quedó en medio de barrios y villas.