La gente del Museo de Ciencias Naturales, como hace en cada campaña de exploración paleontológica, se encargó de registrar imágenes de cada paso desde el hallazgo de la cama de huesos hasta el ensamblado del galpón de chapa que los protege, en un proceso de dos años y tres meses. Este diario viajó hasta el lugar y sumó las fotos del sitio hoy, su entorno natural y cómo está resguardado el gran tesoro que hará un aporte clave a la ciencia mundial.
Primero, el hallazgo. Así se veía lo que encontró Martínez en la base de Los Colorados.
Segundo, la limpieza. El equipo del Museo de la UNSJ delimitó y enyesó allí mismo la cama de huesos.
Tercero, el espaciado. Con el OK del Gobierno, comenzaron a romper parte del cerro para el galpón.
Cuarto, la estructura. Todo el armado se hizo con partes desmontables, ya que es provisorio.
Quinto, techo y paredes. El galpón de 70 m2 quedó listo para proteger el hallazgo, al igual que el camino.
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La intimidad del hallazgo de Martínez
Ricardo Martínez es reconocido no sólo por su rigurosidad científica (es el único sanjuanino que publicó como primer autor en Science y Nature), sino también por el ojo que tiene para detectar fósiles donde cualquier otro no ve más que tierra y piedras. "Yo venía siguiendo ya algunos rastros hacia esta zona, pero no había encontrado nada lo suficientemente valioso para detenerme. Hasta que llegué a esta quebradita, justo donde se juntan estos dos cerros. Lo que vi era apenas unos pedacitos de huesos, por arriba. Me puse a limpiar y descubrí que eso seguía hacia alrededor. Oscureció, me fui con mucha expectativa, y volvimos al otro día a seguir limpiando ese lugar. Después de sacar todo, nos dimos cuenta de que era una locura: estábamos ante una auténtica cama de huesos, por primera vez en la historia de Ischigualasto", relató emocionado el paleontólogo e investigador.