El año pasado tras vencer a Bolívar y ganar su primera Liga, la palabra que resonó fue “histórico”. Para ésta, la misión siempre fue buscar el bicampeonato para demostrar la “realidad” de este UPCN. Se lo propuso y lo logró. Con altura, compromiso, entrega, sacrificio, soportando las críticas, entrenando hasta los domingos y siempre con la mente puesta en repetir, este plantel de Los Cóndores orientados como hace 4 años por Fabián Armoa lo hizo otra vez. Ya sin los Baranek, Patti y Moreno que habían sido claves, pero con el rumano Bogdan Olteanu (mejor jugador de la Liga), Diego Bonini y el checo Aleksandar Mitrovic que se acoplaron al resto para ser “extraordinarios”. Con individualidades que sobresalieron, pero con espíritu y juego colectivo. UPCN logró su misión sabiendo que ser segundo iba a ser un fracaso. Las casualidades no existen. Todo es consecuencia de. Y UPCN lo plasmó en la cancha siempre. Arrancó con la chapa de candidato y en el camino de la fase regular se lo criticó mucho porque dejó escapar puntos. Incluso que no estaba para campeón. La derrota ante Bs. As. Unidos en el cierre del campeonato, la primera en condición de local, fue altamente cuestionada porque dejó escapar la chance de terminar segundo. Tanto se los criticó, que dolidos a partir de allí se devoraron a los rivales en play off (Catamarca, La Unión y Boca). Tuvo un par de altibajos, pero al siguiente set la concentración fue extrema y dejó sin nada al rival. Todo en base a un equipo ideal, casi sin fisuras, que tuvo la pegada incontenible de Olteanu y Bonini. Garrocq se las arregló sólo para defender. Junior y Molina fueron la carta para resurgir con los bloqueos. Mitrovic la opción que hizo sencillo lo complicado. González el cerebro. Sin olvidarse de Bengolea y Ramos, quienes desde el banco fueron la ideal alternativa. Lo de UPCN fue impecable. Casi perfecto. Para el futuro no hay que tocar nada y seguramente estos mismos nombres le darán el tri, el objetivo que ya se plantearon.
