Pacientes ambulatorios, enfermos, parientes de internados, ocasionales visitantes del hospital y personal sanitarios rezaron ayer por ellos mismos y por los demás pacientes, en una emotiva ceremonia que incluyó misa y, por primera vez, una procesión. Hubo personas que hasta en muletas cumplieron con el ritual católico que cerró el triduo en honor a Nuestra Señora del Rosario y que se convirtió en un espectáculo inédito en el centro de salud. Y todo con un ruego en común para esas personas a las que unía la misma situación de indefensión e impotencia: recuperar la salud.
Esa advocación de la Virgen es la patrona del hospital Rawson desde 1934 (ver aparte) y no hay registros que documenten que hubo antes una procesión dentro del centro de salud, informaron desde la Pastoral Hospitalaria. La misa se llevó a cabo en el hall del nuevo hospital, con un altar rodeado de telas que colgaban de las grandes columnas y escoltado por una de las tres imágenes religiosas que aún se conservan de la antigua capilla que tuvo el hospital, la de Nuestra Señora del Rosario. A medida que avanzó la ceremonia, algunas personas fueron sumándose, sorprendidas por lo que estaba pasando. Se trató de un acto que rompió por completo con la rutina del lugar, al punto que varios decidieron filmarlo.
La procesión fue encabezada por una imagen más pequeña de Nuestra Señora del Rosario y se hizo después de bendecir unas estampitas y denarios que la Pastoral Hospitalaria regaló a los asistentes, que quedarán como recuerdo del momento.
La idea era recorrer todo el hospital, pero porque estaba nublado y ventoso, el sacerdote Daniel Sebastian, capellán del Rawson, optó por sacar a la Virgen en andas por el sector lindante al hall central. “Había muchas personas enfermas, algunas con dificultades para moverse, y optamos por cuidarlas. La idea es repetir estas procesiones porque mi objetivo es atender al hospital como una parroquia. El primer paso fue celebrar misas, luego establecer los viernes a las 11 como horario fijo y ahora ya hicimos la primera procesión”, expresó el sacerdote.
Sebastian asumió en noviembre pasado y precisamente decidió cambiar el rol del capellán que había hasta entonces, que era brindar asistencia espiritual a los enfermos en recorridas. Por eso empezó a dar misas en distintas áreas, pero finalmente decidió celebrarlas los viernes a la misma hora y en el hall, para generar una comunidad.
