Amín Víctor Madcur tiene 35 años y es el único de los hijos de Monir Madcur que trabaja a full en Madcur Construcciones SA, la empresa que se padre fundó en 1975. "Es difícil trabajar con mi viejo", dice. Pero aclara: "no por sus exigencias, sino por mí, por estar trabajando al lado de un grande que hizo cosas nunca vistas en San Juan", menciona con el pecho inflado de orgullo. Amín, como le gusta que le digan, está gerenciando desde 2004 las empresas de su padre y la familia. Además de Madcur Construcciones S.A. tienen la Compañía Argentina de Minería y Sondajes (CAMSSA), fundada hace unos 12 años, aproximadamente. Su hermano Leonardo, trabaja un poco más de lejos. "Está, pero no permanente, el único de la familia que se dedica exclusivamente a esto, soy yo", dijo.
"Si me preguntaban hace algunos años dónde creía que iba a estar, nunca me hubiese imaginado contestar que estoy gerenciando una compañía constructora". Es que el caso de Amín es, más que otros, sangre nueva de la industria: "Es que hace un par de años andaba como cualquiera con una guitarra bajo el brazo. Soy un músico que de repente se convirtió en gerente en el rubro construcción", asegura.
Con los años cambió la guitarra y su banda Indios de Ahora por las hojas de cálculo, las visitas a las obras, las negociaciones duras con empresarios de un rubro que no deja margen a errores. Además, lo que más destaca: el vivir todos los días bajo la mirada de un grande como le dice a su padre Monir. Ingresó trabajando en la parte administrativa de Madcur Construcciones y de a poco se fue metiendo en la realidad de la empresa, hasta hacerse cargo de ella.
Las cosas se pusieron complicadas para la empresa con la crisis de 2001 y 2002. ¿A quién no? Es la pregunta. "Tomamos nosotros, no mi papá, decisiones equivocadas, que ahora estamos de a poco solucionando", advirtió.
En el traspaso generacional destaca algunas diferencias en los tiempos: "antes, según me contaba mi padre, tenían un par de reuniones a la semana y listo, con eso ya alcanzaba. Ahora, con los correos electrónicos, con los teléfonos celulares, tenés que estar conectado las 24 horas. No tenés descanso, antes las cosas eran distintas", aseguró.
Desde hace algunos años a la fecha, Monir Madcur se dedica a las relaciones de la empresa, a la búsqueda de nuevos contratos y a la representación de la empresa en las Cámaras empresarias que integra. Amín es el que se encarga de las cuestiones operativas de las empresas. "El día a día", le gusta decir.
"El traspaso generacional a veces es complicado, porque hay gente -de la familia- que va y otra que viene. Entonces tenés que solucionar esas cuestiones que son difíciles para la familia y para la empresa, por supuesto. Hoy puedo decir que estoy contento con lo que estoy aprendiendo porque cuando yo llegué acá no sabía nada y este rubro -la construcción- es muy complicado. Mi papá me dio la base, la forma en la que hay que hacer las cosas, me dio libertades para equivocarme y también consejos para que el error no sea fatal, por eso estamos todavía acá". ¿Seguirás en este rubro? Pregunta el cronista. "No sé, nadie sabe. Me gustaría retomar mis cosas, las que hacía con frecuencia hasta que entré acá. Pero la verdad no puedo afirmar nada".

