Cuando Jorge se ubicó al pie del cerro y vio la altura que debía escalar quiso dar marcha atrás. Pensó que jamás llegaría a la cima por la dificultad para caminar que le dejó una enfermedad neurológica. Tras el aliento de sus compañeros emprendió el ascenso que completó y festejó con los brazos en alto. Ayer se realizó el Encuentro Especial de Montaña, una actividad integradora en la que participaron alumnos de 12 Escuelas de Educación Especial y de 5 escuelas comunes. Al principio los chicos discapacitados se mostraron un poco preocupados y temerosos por practicar escalada por primera vez pero terminaron eufóricos por haberlo logrado. Este encuentro se llevó a cabo en el Complejo Ceferino Namuncurá, en el marco de la Semana de la Educación Especial. Unos 500 chicos participaron del mismo.
’No me vayan a soltar’, dijo Pablo antes de emprender el ascenso en silla de ruedas hasta el lugar donde se encuentra la estatua de Ceferino Namuncurá. Le dio miedo caerse por lo empinado de la subida. Pero bastó un chiste para que se relajara y disfrutara del desafío. ’Más vale que para la próxima vez bajés de peso’, le dijo uno de los 4 alumnos del Colegio Don Bosco que empujaban su silla.
Este Encuentro Especial de Montañismo fue organizado por la comunidad educativa de la Escuela de Educación Especial Hebe Arce de Oro, de Albardón, con el objetivo de que los chicos con diferentes tipos de discapacidad pierdan el temor de realizar actividades en contacto con la naturaleza y logren superar las autolimitaciones. Los resultados fueron exitosos.
Las actividades se dividieron en tres circuitos, teniendo en cuenta el tipo y grado de discapacidad de los participantes. Los chicos con menos dificultad para desplazarse por sus propios medios, los hipoacúsicos y algunos no videntes escalaron el cerro, mientras que los que tenían más problema de desplazamiento participaron de un circuito de trekking de bajo impacto. En tanto que los que usan sillas de ruedas o andadores, más algunos no videntes, ascendieron hasta la estatua de Ceferino. Se entusiasmaron tanto que quisieron participar en más de un circuito, pero no pudieron hacerlo por una cuestión de tiempo. Es que cuando los chicos lograron completar cada circuito y alcanzar la cima se tomaron un recreo de varios minutos para observar el paisaje desde la altura.
Por su parte, los alumnos de las escuelas comunes también calificaron de ’exitosa’ la experiencia, ya que fue la primera vez que participaron de un encuentro integrador en el que tuvieron que ser acompañantes de los chicos con discapacidad.
Al término de los circuitos todos los participantes se concentraron en la zona de camping del Complejo Ceferino Namuncurá para compartir una merienda y para hablar sobre la experiencia vivida. La charla duró poco porque los chicos prefirieron cerrar la jornada bailando.
