Por las vueltas que tiene el fútbol, el Roly Rodríguez debe dirigir a tres jugadores que hace años atrás fueron compañeros suyos en San Martín. Alejandro Gómez, Maxi Herrera y Daniel Díaz son esos casos, y dos de ellos recuerdan esas épocas.

Gómez, el acompañante

“Durante mucho tiempo fuimos con el Roly compañeros de habitación en las concentraciones. Recuerdo una que pasó en el 2001, cuando estaba todo el problema con el gobierno de De la Rúa. Estábamos en Rosario para jugar un partido con Central Córdoba y se suspendía todos los días el partido por los líos en el país, hasta que lo jugamos después de una semana. El Roly siempre me ponía en la cama, antes de acostarme, gomapluma, crema de afeitar o shampoo. Y casi siempre me cortaba las sábanas en la parte de abajo para que pasara de largo cuando durmiera. Nos tenemos un gran cariño, pero sobre todo respeto”.

Herrera, el aconsejado

“Mi debut en San Martín fue en el 2001, tenía 15 años y jugamos en Buenos Aires con Los Andes (2-2). Recuerdo que el Roly se me sentó al lado en el colectivo de ida y me estuvo aconsejando todo el viaje. Me explicó que esto de ser futbolista es lindo, pero duro, y que tenía que ser conciente que recién empezaba. Le debo mucho por todo lo que me enseñó en ese tiempo que yo era un pibe. El, igual que Pablo (Saavedra), son dos personas a las que siempre les voy a estar agradecido. Además como jugador era un fenómeno, tenía 36 años pero corría como dos pibes de 18”.