Tras el retorno de las clases presenciales de forma alternada y la alegría de volver a las aulas, los chicos debieron enfrentar algunas dificultades generadas por la falta de práctica. Es por este motivo que en Rivadavia salieron a darles clases de apoyo para ayudarlos a adaptarse a la presencialidad. Este beneficio es para los niños que asisten a todos los merenderos que funcionan en el departamento.
Temor, desorientación, lentitud y dificultad para interpretar las consignas son las principales dificultades que experimentan los chicos durante la vuelta a clases. Esta es la conclusión que se obtuvo cuando se comenzó a darles clases de apoyo para ayudarlos a superar estos problemas y evitar que retrasen el aprendizaje. "La educación es el ámbito que más se vio afectado por la pandemia y va a ser difícil que los niños logren nivelar contenidos y sobre todo recuperar la práctica de estar en clases. Por eso quisimos brindarles este apoyo tan necesario especialmente para los más chiquitos. Nos hemos encontrado con chiquitos que no pudieron ponerse al día con las tareas por falta de conectividad o que no lograron aprender a leer ni a escribir sin la guía de su maestra. Es una situación preocupante", dijo Verónica Alfaro, secretaria de Gobierno de Rivadavia.
La funcionaria agregó que este proyecto se llevó a cabo gracias a la colaboración desinteresada de un voluntariado conformado por chicas capacitadas para dar clases. Ellas se turnan para desarrollar esta actividad que también incluye educar sobre los cuidados para prevenir el coronavirus.
"Lo primero que trabajan las chicas con los niños es la cultura de los buenos hábitos. Les enseñan cómo usar correctamente el barbijo, a desinfectarse las manos, a no compartir los lápices ni los elementos personales. Luego pasan a desarrollar los contenidos y a ayudarlos a recuperar la práctica. Muchos se demoran más de lo preciso para copiar desde el pizarrón o les cuesta entender las consignas", dijo Alfaro.
Estas clases de apoyo son diarias en diferentes merenderos y por turnos, con grupo de 10 chicos para poder respetar el distanciamiento. Luego de que termina la clase con el primer grupo, las maestras desinfectan y ventilan las instalaciones del merendero para poder continuar su tarea con otro grupo.
Como no todos los días pueden dar clases en todos los merenderos, las jóvenes se encargan de dejarles a los chicos diferentes actividades como deberes para que se mantengan en acción.