Servicial. Gustavo Tejada, exconvicto, también consiguió que internos del Servicio Penitenciario tengan un stand donde exponer y vender sus trabajos, en la plaza de Villa Krause.

 

"Para algunos, las segundas oportunidades son las únicas. Pero necesitan herramientas para poder aprovecharlas. Yo pude hacerlo, y busco que los demás también puedan". Lo dijo Gustavo Tejada, quien tras cumplir una condena de 3 años y medio por una causa de narcotráfico, ayuda a que los demás convictos tengan un proyecto de vida. Objetivo que comenzó cuando estaba preso y que continúa hasta el día de hoy junto a la Fundación Espartanos, de la que es miembro.

El 1 de noviembre de 2019 Tejada, empleado administrativo y cocinero, ingresó al Servicio Penitenciario para cumplir su condena en el pabellón federal. Y desde ese mismo momento decidió "transformar" su realidad. "Mi cuerpo estaba preso, no mi mente. Entonces quise hacer algo de provecho, tanto para mejorar el entorno como para estar ocupado y no pensar tanto. Así que comencé a limpiar y ordenar un poco el pabellón que estaba muy sucio y abandonado. Después terminé fomentando la educación y la cultura entre mis compañeros para que tuvieran herramientas para mejorar su vida y pensar en el futuro", dijo Tejada.

El hombre, que fue boy scout en su adolescencia, contó que fundó una biblioteca dentro del pabellón y que comenzó a darles clases de apoyo a los reos que convivían con él y que querían terminar sus estudios. Y que así logró comenzar a transformar su propia experiencia en solidaridad, con el apoyo de la Fundación Espartanos que busca transformar la vida de las personas privadas de la libertad para su integración social y laboral, a través de la práctica del rugby. "Conocí la fundación cuando visitó el Penal para invitarnos a jugar rugby. Me sumé a la propuesta para hacer algo de deporte. Y así me fui involucrando en su misión y luego de recibir su ayuda con útiles para el dictado de las clases de apoyo. Con el tiempo logré crear el pabellón de los espartanos, donde se alojan los internos que verdaderamente se arrepienten de haber cometido un delito y que quieren y tienen la voluntad de cambiar de vida", sostuvo el exconvicto.

"En el Penal aprendí que ayudar a los demás internos te mantiene con vida".
GUSTAVO TEJADA

Exconvicto

En este pabellón, los reos tienen acceso a talleres de oficios, a prácticas deportivas y a actividades religiosas que tienen objetivos en común: enseñarles a respetar a los demás y a valorarse a sí mismos.

Actualmente, hay 50 internos que residen en este pabellón, entre ellos uno condenado a cadena perpetua. "Este hombre ingresó al penal cuando tenía 23 años y ya cumplió 17 de prisión efectiva. Estaba alojado en el sector 1, uno de los más complicados del Penal. Logramos que las autoridades lo trasladaran al pabellón de los espartanos donde encontró paz, afecto y contención", dijo Tejada.

Tras 1 año y 8 meses de prisión, a Tejada le concedieron arresto domiciliario hasta cumplir su condena. Pero esta libertad no lo alejó de su compromiso con el pabellón de los espartanos. Continuó visitándolo dos o tres veces a la semana, pero en compañía de su hijo de 15 años para que pueda ver las consecuencias de "elegir el mal camino". "Ahora integro la Fundación Espartanos y me encargo de conseguir posibilidades laborales para los convictos que recuperan la libertad porque no es fácil. Yo aún no consigo trabajo. Cuando salí del Penal alquilé un carro de comida rápida, pero hace dos semanas lo tuve que cerrar por el tema de la suba de precios. Por eso, trato de ayudar a que los internos puedan generar recursos. Ahora conseguí que el municipio de Rawson nos cediera un stand en la feria de artesanos que realiza en la plaza de Villa Krause todos los fines de semana, para exponer y vender los trabajos en madera que realizan los residentes del pabellón de espartanos", dijo el hombre.