Esta cultura aborigen habitó los actuales territorios de Iglesia y Jáchal entre los años 1100 y mediados de 1400, según las investigaciones más extendidas. El centro poblacional más importante era la actual localidad Angualasto.
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Ese pueblo, ubicado a 40 kilómetros de Rodeo, hoy es cuna de una invaluable riqueza arqueológica. Tanto, que tras una seguidilla de destrucción y saqueos, el Gobierno armó un plan específico para poder custodiar el lugar.
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Uno de los rasgos distintivos de este grupo fue la técnica utilizada para construir tamberías (depósitos de provisiones), cuyos restos quedan en pie en la actualidad en varios lugares de los departamentos norteños.
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Además de vivir de la agricultura, mantenían relaciones comerciales con pobladores de los territorios actuales de Catamarca y La Rioja. El trueque era la modalidad por excelencia de comercio entre estos aborígenes.
