Si bien es difícil dar una cifra -en términos monetarios- del patrimonio total que posee el Franklin Rawson (por la gran cantidad de obras, muchas de las cuales no cotizan en el mercado y tienen más valor “sentimental”, si cabe el término), sí hay un número que da una idea estimada del valor de su colección: las 60 obras más importantes -entre las que se cuentan un Quinquela Martín (El astillero) y un Berni (La niña)- están valuadas en 7 de millones de pesos, aproximadamente. Sólo el Spilimbergo (Figuras) y el Petorutti (El sol sobre la mesa), rondan los 200 mil dólares cada uno. Buena parte de este grupo fue adquirido por la institución hasta 1948, cuando la Nación dejó de entregar subsidios a los museos de todo el país para que compraran obras de arte.

Otras se adquirieron durante la actual gestión y en el marco de programas facilitados por ArteBA -la feria de arte más importante de Latinoamérica- que permite comprar obras a un precio menor al que cotizan en el mercado; y a veces canjeando el pago del stand por alguna adquisición. Es el caso de un Gorriarena (Costa Azul), que en el 2009 se sumó a la colección a través del Matching Funds ArteBA-Zurich: el gobierno provincial puso $25 mil, e igual monto fue aportado por Zurich. De modo similar llegó un Prior en 2010, cuando el Estado local pagó 20 mil dólares y los 2 mil restantes corrieron a cargo de un inversor privado.