• Del grupo de mujeres que comenzó a escribir la historia de las Madres de Plaza de Mayo el 30 de abril de 1977, sin imaginar el poder que lograron construir, cuatro siguen de pie, con la fortaleza y dignidad que los protagonistas de una epopeya. Josefa “Pepa” de Noia, la primera en llegar a la Plaza de Mayo y sentarse en el banco junto al Monumento a Manuel Belgrano, supo desde ese día que el dolor transformado en lucha compartida podía hacerlas invencibles.
  • Mirta Acuña de Baravalle, tiene hoy 87 años, y carga con la doble tragedia de ser Madre y Abuela de Plaza de Mayo, de un nieto o nieta nacido en cautiverio. En testimonios judiciales, definió a su hija Ana María como una “militante de la vida” que el 29 de agosto de 1976, horas antes de ser secuestrada junto a su pareja por un grupo armado, había sido felicitada por su obstetra por cómo iba su quinto mes de embarazo.
  • Raquel Arcuschin es madre de Miguel Sergio Arcuschin, secuestrado el 13 de setiembre de 1976 a los 19 años, junto con su esposa Noemí, embarazada de dos meses. El hermano de Sergio fue secuestrado junto a él, pero liberado cinco días después; hasta hoy Raquel no sabe nada de su hijo, aunque se supone que estuvieron cautivos en Campo de Mayo.
  • Haydeé Gastelu de García Buela es madre de Horacio, estudiante de Ciencias Biológicas de la Universidad de Buenos Aires y militante peronista, secuestrado el 7 de agosto de 1976, a los 21 años de edad. Como todas las Madres, Haydeé realizó presentaciones en todos los ámbitos y en 2001, el grupo de Antropología Forense identificó los restos de su hijo, cuyo asesinato se produjo en la Masacre de Fátima, ocurrida entre el 19 y el 20 de agosto de 1976. Con 97 años no deja de ir a las rondas.