En aquella primera reunión, en el mes de marzo, donde se planteó por primera vez el viaje, una mamá tímidamente sugirió la posibilidad de sumarse al periplo. Finalmente fueron cuatro las familias que no sólo enviaron a sus chicos, sino también a las jefas de la casa en el rol de compañía. Si bien ellas no participaron de las clases, ni convivieron en la residencia estudiantil donde pernoctaban los menores ni tampoco compartieron muchos de los paseos para no entrometerse en los itinerarios pensados para los chicos, si convivieron en algunos aspectos de la experiencia, como ser viajar en el mismo avión y sumarse a visitas puntuales.

Para Vilma Balmaceda de Navarro, Leticia García de Orellano, Fabiana de Dibella y Florencia Guzmán de Najt, fue sin lugar a dudas, un viaje inolvidable.