Entre los 12 y los 15 años dejan la casa de sus padres. Muchas veces son obligadas a irse, violentadas por su identidad sexual, "por ser varoncitos que quieren ser nena". Viven mucho tiempo en las calles y el 80% ejerce la prostitución desde temprana edad para poder comer, alquilar o acceder a los aceites industriales que clandestinamente se inyectan en el cuerpo. Sufren la discriminación de no poder acceder a un trabajo formal y son empujadas por la sociedad a las esquinas, dónde la violencia física y sexual se convierte constantemente en problemas de drogas y alcohol.
A esta dura realidad de las chicas trans en San Juan se le agregó la cuarentena obligatoria. La situación generada por la pandemia del coronavirus les impide trabajar desde hace más de 80 días, lo que expuso aún más la vulnerabilidad del sector: imposibilidad de pagar el alquiler, comprar mercadería o poder acceder a un medicamento básico. “Muchas compañeras tuvieron que volver a la casa de sus padres, de las cuales nos fuimos justamente por la no aceptación o la violencia recibida. Y lo que hemos recibido de asistencia consiste en bolsones de alimentos que distribuimos nosotras mismas en un principio”, comentó Verónica Araya, referente de la comunidad trans y delegada de la Asociación de Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina (A.T.T.T.A).
A mí no me consume una chica trans, me consumen padres, tíos, abuelos, el almacenero de la esquina, el gran empresario y el político. Las mismas personas que nos cierran la puerta cuando vamos a pedir un trabajo digno.
Desde el Consultorio de la Diversidad que funciona en el centro La Rotonda, (Rawson) indicaron que la discriminación y la violencia para el sector trans aumentó notablemente desde el inicio de la cuarentena. "Incluso se han dado casos en donde la familia le exige a la persona trans que se vista y actúe de acuerdo a su sexo de nacimiento para poder tener un techo y un plato de comida".
Las diferentes organizaciones que representan a la comunidad trans en la provincia presentaron recientemente un informe al Gobierno de la provincia indicando que de 146 personas trans empadronadas, solo el 1% posee un trabajo con todas las de la ley.
“La mayoría de las chicas trans debe ejercer la prostitución para poder comer. Si eso está ocurriendo es porque la discriminación sigue vigente y no nos dan lugar para trabajar. Yo he estudiado y estoy capacitada pero no encuentro trabajo, o no quieren contratarme”, explicó Érica Manrique, referente de la Asociación Acercándonos, que nuclea el sector trans dentro del colectivo del LGBT.
La difícil situación que atraviesa la comunidad trans en San Juan, como en la mayoría de las provincias del país, tuvo un halo de esperanza con la presentación que realizó recientemente el gobierno de la provincia. El programa “Emprender en Diversidad” busca la inserción social, laboral y económica de sectores en situación de vulnerabilidad mediante el financiamiento de proyectos productivos y capacitaciones. “El cambio debe iniciar en la misma sociedad. La discriminación muchas veces se realiza de manera inconsciente. Es un gran paso para nosotras que el mismo gobernador sea el que se haya comprometido con todo esto, pero nuestra experiencia nos indica que del dicho al hecho hay mucho trecho. Esperemos que sea algo verdadero y duradero”, finalizó Érica Manrique.
La gente tiene que entender que hacemos un esfuerzo enorme para sobrevivir. Básicamente vivimos al límite todo el tiempo: al límite de la violencia física, de las enfermedades y de la muerte.
A continuación, la experiencia de las chicas trans en primera persona:
Verónica Araya -38 años- Referente de ATTTA
“A los 12 años me fui de mi casa porque me sentía violentada, para mí era mucho más violento que me vistieran de hombre a que me dieran una paliza. Viví en la calle y ejercí la prostitución en muchas provincias y recibí violencia desde la policía y la sociedad. Es por eso que me considero una sobreviviente, porque ya pasé la expectativa de los 35 años de vida que tiene una persona trans en nuestro país. Creo que es la misma sociedad la que ha construido una figura sobre nosotras, marginándonos e indicándonos que debemos ejercer la prostitución, que ése es nuestro lugar. Pero a la vez, es la misma sociedad la que nos consume. A mí no me consume una chica trans, me consumen padres, tíos, abuelos, el almacenero de la esquina, el dueño de la mueblería, el gran empresario y el político, las mismas personas que nos cierran la puerta cuando vamos a pedir un trabajo digno. Siempre se dice que los sanjuaninos somos solidarios y tenemos un gran corazón, y creo que es así. Pero si esta situación que relatamos está ocurriendo, es porque se está mirando para otro lado. La comunidad trans sigue esperando el gran corazón y la solidaridad de los sanjuaninos”.
Celeste Astorga -28 años- Referente de la comunidad trans
“Yo también tuve que irme de mi casa de muy chica. Mi mamá es policía y cuando me vio transformada fue un golpe muy duro para ella, decidí irme y a los 15 años ejercí la prostitución para poder vivir. Esos son mis peores recuerdos, la violencia, la marginalidad y las correteadas de la policía. Represento el 1% de la comunidad trans que consiguió un trabajo en blanco: hace un año que trabajo en el área de limpieza de una empresa. No fue sencillo porque tuve que golpear muchas puertas y hacer cursos de capacitación, pero creo que es muy discriminatorio que el 99% restante de mis compañeras no consiga un trabajo formal y que el 80% tenga que ejercer la prostitución para comer o pagar un alquiler. Muchas de las chicas trans están capacitadas y han estudiado, tienen su título, pero igual no consiguen trabajo por la gran discriminación que existe. Es como que estamos destinadas a estar paradas en una esquina, no tenemos derechos. La gente tiene que entender que hacemos un esfuerzo enorme para sobrevivir. Básicamente vivimos al límite todo el tiempo: al límite de la violencia física, de las enfermedades y de la muerte. Como consejo para las chicas trans les diría que se sientan orgullosas de sí mismas, que enfrenten a sus familias con la cabeza siempre en alto. He vivido cosas muy difíciles, pero las volvería a pasar para que las compañeras puedan ampliar sus derechos”.
Érica Manrique -34 años- Referente de Acercándonos
“Yo siempre tuve el apoyo de mi familia y eso resultó fundamental para que pudiera desarrollarme, pero no es habitual que esto suceda. Estudié, pero por motivos discriminatorios no pude recibirme. Tampoco consigo trabajo, como el 99% de la comunidad trans. La situación general en la que viven las chicas trans es insoportable y para colmo nuestro pedido no es irracional: no pedimos que nos regalen nada, solo que nos dejen trabajar, que nos dejen inscribirnos en el IPV, que podamos salir del círculo vicioso que hace que nuestra expectativa de vida sea 35 años. Es como que culturalmente nos preparan para el fracaso, y mejor si somos ignorantes y si no podemos acceder a la educación. Ese es el paradigma que nosotras tratamos de cambiar. Durante la cuarentena muchas chicas tuvieron que volver a la casa de los padres solo con un bolsón de comida bajo el brazo, eso también es violencia y discriminación. Necesitamos que la ley de género y de identidad deje de ser un modelo para mostrar y se aplique efectivamente para poder simplemente trabajar para ganar un sueldo digno”.
Consultorio de la Diversidad
El Consultorio de la Diversidad que funciona en el Centro Médico conocido como “La Rotonda” atiende las diferentes necesidades de la comunidad del LGBT en San Juan. Brinda asistencia integral: trabajo social, psicología, medicina general familiar, bioquímica, laboratorio serológico y citológico. La voluntad del equipo implicó continuar las tareas con todas las medidas de bioseguridad indicadas desde Nación y Provincia en medio de la pandemia. Por su parte, los turnos continúan dándose a través de la página de Facebook. “Nunca dejamos de trabajar para poder contener y ayudar a toda la comunidad. Aunque no tenemos quirófano, trabajamos con los hospitales derivando a las chicas. Esperamos que pronto puedan comenzar a realizarse las operaciones de cambio de sexo en la provincia”, indicó Ariel González, psicólogo del Consultorio. Y finalizó: “Nos falta entender e internalizar la problemática. En muchas charlas de capacitación que he brindado en diferentes lugares me dicen “aquí no hay discriminación”, y en virtud de la situación que transitan las chicas trans, eso significa dos cosas: que se discrimina y que se desconoce que se discrimina”.