Agosto suele ser un mes particular en San Juan por la frecuente llegada del viento Zonda, pero hace 40 años, hubo otra problemática que tuvo en vilo a la población: el Chagas. Sí, la enfermedad que transmite la vinchuca se apoderó de distintos puntos del país y la provincia quedó en el ránking de las más afectadas, por eso sus casas lucieron rociadas con insecticidas que intentaban combatir la plaga.

 

 

Junto a Chaco, Formosa, Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja y Catamarca, San Juan integró el denominado grupo de provincias con “alto grado de infectación”, mientras que distritos como Córdoba, Mendoza, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe estuvieron menos afectadas. En tanto que la zona Sur quedó prácticamente aislada de la problemática.

 

El 26 de agosto de todos los años se conmemora el día nacional por una Argentina sin Chagas. 

 

Según las ediciones de DIARIO DE CUYO de agosto de 1.979, el Gobierno provincial encabezado por Manuel Zamboni encaró, gracias a convenios con los distintos municipios, un auspicioso operativo en todo el territorio. En aquel momento, se tomaron medidas conjuntas con la Nación y en San Juan hubo un jefe jurisdiccional del Servicio de Chagas, Eduardo Blois.

 

 

El Chagas es una enfermedad causada por un parásito llamado trypanosoma cruzi, que puede vivir en la sangre y en los tejidos de personas y animales y en el tubo digestivo de unos insectos conocidos en Argentina como vinchucas o chinches. Puede afectar el corazón o el sistema digestivo de las personas que la padecen, produciendo diferentes grados de invalidez o inclusive la muerte.

 

 

 

El programa consistió en la aplicación de veneno en las casas de la provincia y no fue una tarea sencilla. Primero había que evitar que los ciudadanos se encuentren en los alrededores y, en aquella época, era difícil porque los niños acostumbraban a jugar en las calles y en las veredas. Sin embargo, luego de algunos minutos brindando consejos, los operarios lograban su objetivo y aplicaban el líquido en paredes y en los distintos rincones, dejando las construcciones totalmente “mojadas”.

 

 

En 1.977 se rociaron con veneno 6.039 viviendas de toda la provincia, un año más tarde 13.756 y, hasta agosto del ’79, 8.150, una cifra elevada debido a la expansión de la endemia.

Además, desde el Estado recomendaban “tomar conciencia” y mantenerse “en una postura pasiva” ante la presencia de vinchucas, dando aviso de inmediato al Servicio de Chagas para que éste envíe uno de sus agentes, como así también combatir la plaga con insecticidas indicados y limpiar lugares con escombros gallineros y corrales, que en aquella época eran habituales en la mayoría de las viviendas.

 

 

 

Uno de los principales problemas fue la vinchuca en tránsito, es decir cuando los huevos del insecto eran trasladados inconscientemente por personas que viajaban desde un lugar a otro por distintas causas, sobretodo trabajadores de cosecha o de obra pública. Entonces, una vez desarrollados, los insectos se instalaban en lugares hacinados o en alimentos, generando un serio riesgo para la población.

Las cifras de agosto del ’79 indicaron que, a nivel nacional, hubo 2,5 millones de afectados y 500 mil enfermos, que significaba que no todos aquellos que habían sido alcanzados por el insecto hayan contraído el Chagas en alguno de sus órganos.

Argentina continúa con un alto nivel de Chagas

En el mundo se estima que hay entre 6 y 7 millones de personas infectadas con el parásito que causa el Chagas y más de un millón y medio de ellas viven en Argentina, cifra que representa el 20% de la población con Chagas del planeta. En nuestro país, todos los días corren riesgo de infectarse 7 millones de personas, son las niñas y niños quienes se encuentran en mayor riesgo de contraer la enfermedad, tanto por vía vectorial como por transmisión materna.

A pesar de ser la principal endemia del país, de existir dos leyes nacionales, así como obligaciones internacionales reforzadas por tratarse de una enfermedad endémica desatendida, las falencias que presentan las políticas públicas destinadas a controlarla la convierten en una grave problemática de derechos humanos que afecta principalmente a las personas más pobres del país.

La actual lucha en San Juan

En marzo pasado inauguraron, en el Hospital Rawson, el edificio del Programa provincial de Control de Vectores, a cargo de la atención y seguimiento del Chagas en San Juan. La lucha está centralizada sobre todo en el área urbana, ya que la concentración habitacional hace que se haya convertido en un foco importante y de difícil control.

 

Uno de los últimos estudios arrojó que en algunos lugares donde había un índice de 10% de insectación, quedó disminuído a un 3%. 

 

 

Prevención

Mantener la casa lo más ordenada posible y sus alrededores.

Evitar que los animales domésticos duerman dentro de la vivienda.

Mover y revisar frecuentemente las cosas amontonadas.

Poner los gallineros o corrales lo más lejos posible de la casa y no construirlos en zonas urbanas.

Limpiar detrás de los muebles y objetos colgados en las paredes, además de fumigar la vivienda.

Transmisión

Vía congénita: una mujer que tiene Chagas se lo puede transmitir a su bebé durante el embarazo.

Vía transfusional: por una transfusión de sangre donada por una persona con Chagas. A través de un trasplante de un órgano donado chagásico. Estas dos últimas vías de transmisión son muy poco frecuentes en nuestro país.

Detección y tratamiento

Se detecta a través de un análisis de sangre, al no presentar síntomas (frecuentemente) es el único modo de detectarlo.

Deben realizarse el análisis: Las mujeres embarazadas, ya que si tienen Chagas se lo pueden transmitir a sus bebés durante el embarazo.

Los hijos de mujeres que están infectadas. No sólo es al recién nacido, sino también a todos sus hermanos.

El Chagas tiene cura si es detectado a tiempo y cuanto menor sea la edad de la persona infectada.