Apiñados en la puerta de la Dirección, los padres de los chicos que concurren a la escuela Presidente Arturo Illia, en Chimbas, hablaban todos a la vez. En medio del barullo, sin embargo, se podía distinguir claramente dos posturas enfrentadas: por un lado, los que estaban ahí para defender a Verónica Gil, maestra de Segundo grado A, turno tarde, debido a la denuncia de un padre que la acusó de haber zamarreado a un alumno. Y por el otro, los que decían que el mal genio de la maestra era conocido por toda la escuela y que no era el primer episodio de ese tipo en el que había estado envuelta.

Todo empezó el miércoles pasado, cuando durante el horario de clases, Mario Javier Ontiveros, padre de un alumno de Quinto grado, fue a la escuela a llevar un libro que su hijo había olvidado. "Ya en la galería, antes de llegar, se podía escuchar los gritos de la maestra. Incluso había dos madres hablando de eso en el patio. Cuando me acerqué, vi claramente cómo la maestra zamarreaba a un niño y lo largaba con fuerza en el banco, mientras el chico se ponía a llorar", contó Ontiveros, quien en ese momento estaba uniformado porque es miembro de la Policía de San Juan. Según su relato, fue a la Dirección para decirle a la directora lo que estaba pasando y juntos se dirigieron a Segundo A, donde siempre según sus dichos, la maestra seguía gritando a los chicos. "La propia directora la escuchó y nos pidió que habláramos en su oficina. Pero ahí se pusieron violentas las dos: la directora me dijo que yo no podía entrar a la escuela sin permiso, a los gritos, pero yo le contesté que por mi papel de servidor público, mi obligación era cuidar a la comunidad. Y que iba a denunciar lo que había visto, porque si no, estaba faltando a mi deber de funcionario público", expresó Ontiveros.

La denuncia se materializó el mismo miércoles en la Comisaría 23ra., pero no tardó en ser seguida de una contradenuncia: la directora de la escuela, Graciela Noriega, y la propia maestra acusada, Verónica Gil, denunciaron al policía por "abuso de autoridad", debido a "no haber respetado el reglamento de la escuela, que no permite a los padres ingresar sin autorización previa".

"Lo que está pasando es increíble. Este señor vino de lo más prepotente, no pidió permiso para entrar y acusó a una maestra de algo que no ocurrió", dijo la directora. La docente, en tanto, se excusó diciendo que "es cierto que me dirigí en voz alta y tal vez un poco bruscamente a alguno de los niños, incluso tomé los cuadernos de uno de ellos y se los puse en otro banco, para que dejara de molestar a su compañero. Pero nunca le pegué, ni siquiera lo toqué, jamás haría algo así".

Desde la Comisaría 23ra. confirmaron la existencia de las dos denuncias, pero no quisieron agregar más datos al respecto. Y aunque el viernes último hubo más de 30 padres autoconvocados en la escuela Illia, los padres del supuesto niño agredido brillaron por su ausencia. "Lo único que sé es que el nene se llamaría Joel y si los padres no fueron, será porque no se enteraron", dijo Ontiveros, el policía denunciante. La maestra, en cambio, se limitó a decir que no sabía "a cuál de todos los chicos que ese día se habían portado mal se estaría refiriendo el policía".