Hace tres meses Beatriz Amaya pidió desesperada que la ayudaran a sacar a su hijo de las drogas. El chico, que en ese momento tenía 17 años, se había vuelto indomable, violento y hasta tenía problemas con los vecinos y la policía. Este caso, que desnudó las carencias que hay en la provincia para tratar a los adictos a pesar de que hay muchas instituciones que los ayudan, fue muy conmovedor. Al punto, que a los pocos días de que la historia fuera publicada por DIARIO DE CUYO el chico fue derivado a un centro de rehabilitación en Buenos Aires, gracias a la ayuda de la Dirección de Adicciones y la Municipalidad de Caucete. "Ahora mi hijo parece otro. Yo les diría a otras madres que no dejen de luchar por salvar a sus hijos. Andrés se está recuperando y es feliz otra vez", dijo la mujer y contó que el joven que ya tiene 18 años está escolarizado, estudia inglés y hasta aprende folclore.
La historia de Andrés Amaya se hizo pública en marzo pasado. "No para de jalar -inhalar- la bolsa con pegamento", "nos roba en casa para comprarse droga", "llega con cosas robadas y es muy agresivo" y "nos tiene amenazados a todos", fueron algunas de las frases que dijo la mamá del chico cuando hizo su desesperado pedido. Ahora, a tres meses de esa súplica la mujer habla con otro tono. Tiene más tranquilidad para relatar cómo está viviendo desde que su hijo fue enviado a Buenos Aires, no llora cuando recuerda todo lo que les pasó y hasta se anima a sonreír cuando cuenta que ve a su hijo todos los meses gracias a los viajes que le paga el Gobierno.
Beatriz dijo que por primera vez en muchos años se sintió escuchada. "Pedí muchas veces que me ayudaran, pero todas las manos que me dieron fueron temporales, porque el problema luego seguía. Ahora siento que esto es para toda la vida y eso espero", dijo y contó que viaja todos los meses acompañada de alguno de sus hijos, es que los hermanos de Andrés también tienen ganas de ver su mejoría. "Cuando uno lo ve, parece otro niño. Está muy contento. Está entusiasmado con todo y hace talleres, aprende inglés y hasta baila folclore. Eso, sumado a que ahora va a la escuela", dijo con mucha alegría la mamá del joven que cuando estaba sumido en las drogas, lo que menos quería era estudiar. Además de todo eso, la mujer contó que el chico está siendo atendido por varios especialistas. "Y ya se está acostumbrando a la distancia. Al principio, cuando hablábamos por teléfono él llorisqueaba, pero ahora cuando charlamos se lo escucha contento. Habla con respeto y veo que tiene voluntad para salir adelante", agregó Beatriz.
UN CASO CONOCIDO
El caso de Andrés era conocido en Unidades Municipales de Asistencia de las Adicciones de Caucete y hasta por la Justicia de Paz del departamento. El chico que se drogaba desde los 11 años había pasado por el Proyecto Juan, internaciones en el hospital Caucete y hasta había recibido atención ambulatoria, pero nunca hubo buenos resultados. De hecho, desde el UMAA de Caucete dijeron que ellos se habían quedado sin herramientas para poder actuar. Lo mismo agregó Luciana Salva, la jueza de Paz de Caucete, quien también ordenó la internación, pero la medida resultó en vano, hasta que fue enviado a Buenos Aires.