1- Remoja tus pies en un poco de agua tibia antes de iniciar la exfoliación. Esto ayudará a suavizar la piel y hacerla más fácil de exfoliar. Agrega un poco de sales minerales al agua para darle un toque suave.

2- Aplica el exfoliante en la parte superior de tus pies y realiza un masaje con movimientos circulares.

3- Pon énfasis en las zonas más secas como talones y tobillos.

4- Lava los pies con agua tibia y sécalos a suavemente.

5- Aplica una crema hidratante y usa calcetines de algodón posterior a la exfoliación.

Tener los pies suaves y brillantes no es un deseo inalcanzable.