
“Ver a ese nene descalzo, era como ver a mi hijo de 2 años descalzo, no podía no hacer nada”. La frase es de Oscar Aballay (28), un agente de la Policía de San Juan que este viernes le tocó ser parte del operativo de seguridad en el centro sanjuanino (habitualmente cumple tareas en la Central) y la tarde terminó con una sonrisa para él, y dos hermanitos.
Todo comenzó cuando Oscar estaba apostado en calle Mendoza entre Laprida y Rivadavia, y observa a un nene de unos 5 o 6 años sentado, descalzo. “Intenté preguntarle qué hacía ahí, donde estaba su mamá. Sólo me decía ‘una monedita por favor'”, contó.
Al rato llega la madre, con otra criatura en brazos y le cuenta que el nene no está escolarizado y que por ello le cuesta comunicarse. “Tanto el nene como la bebé (1 año y 8 meses) estaban descalzos. A la mujer la reté un poco porque no pueden andar pidiendo los chicos. El nene, que se llama Yanco, tenía la planta de los pies negra, lastimada. Me dijo la madre que son de Rawson, que viven en una carpa y que no tenían calzado”, siguió el relato este agente del Departamento Planeamiento de la Policía.

Ahí nomas decidió que le iba a comprar calzado a ambos, pero primero tenía que pedir autorización para moverse de su puesto.
“Hablé con mi jefa, la la subcomisario Aguilera, le conté y me dio autorización, y una compañera (agente Páez) me acompañó para ayudarme a elegir el calzado de la nena”, relató emocionado.

Oscar dice que es la primera vez que se topa con una situación así y que la recompensa fue ver al pequeño Yaco salir de la zapatería “saltando, corriendo por la vereda, eso es lo más lindo”.
