�El Concilio Vaticano II, convocado por Juan XXIII en octubre de 1962, uno de los eventos que marcaron el siglo XX, fue un concilio ecuménico que superó todas las expectativas, ya que rompió con 4 siglos de Iglesia tridentina y cambió sus relaciones con la sociedad y otras religiones. El Papa creía que había que renovar la Iglesia, ponerla al día en su lenguaje, ritos y rezos y en sus relaciones con la sociedad y otras culturas y religiones.
