Hace dos años y por razones que su mamá sigue desconociendo, Adriano Triviño Rivoletti (7) pidió que no le cortaran el pelo. Fue el mismo día en que le contaron que Mario, el papá, sufría de cáncer. Durante dos años, Adriano vio crecer su cabello hasta casi la altura de la cintura, pero su forma de solidarizarse con el dolor de su padre se apagó junto a la vida del hombre. Un tumor impiadoso no le dio chances y el papá falleció con apenas 45 años. Aquella decisión de Adriano, quizás sin que la criatura lo sepa conscientemente, ayer cobró sentido porque el niño apareció de la mano de su mamá y donó 30 centímetros de su pelo para Trenzando Voluntades. Esta es una campaña que realizó Fundame para recolectar cabello natural para la confección de pelucas oncológicas, que se prestarán gratis a personas con cáncer que padecen calvicie a raíz de la quimioterapia.

‘Vi lo de la campaña en la televisión y le dije a mi mamá que me trajera al Patio Alvear. Lo hago por mi papá, que se murió de cáncer. De él me quedaron un bastón, unas bufandas y unos abrigos’, contó Adriano, con una naturalidad desgarradora. Cristina, la madre, trataba de mostrarse fuerte, pero por momentos no lo conseguía. ‘Quiere ayudar a las personas con cáncer, porque sabe lo que es y lo que sufre una persona. Nunca le sugerí nada, todo nace de él’, afirmó Cristina.

La de Adriano fue la historia más intensa de las personas que fueron a donar cabello en la segunda edición del Trenzando Voluntades. Durante 4 horas, nueve reconocidos peluqueros le cortaron gratis el pelo tanto a mujeres, como a hombres y niños. Recaudaron 44,375 kilos de cabello en trenzas, que serán llevadas a una posticería de Rosario, que confeccionará las pelucas para enfermos oncológicos. Esta cantidad de pelo se sumó a las 420 trenzas que habían recibido previamente.

En 2012, recolectaron 700 trenzas y confeccionaron 82 pelucas.