�Los “groomers” son las personas que ejercen este delito. Las principales metodologías para delinquir son utilizar varios perfiles falsos, dependiendo de la edad de las víctimas que tienen en mira. Estos sujetos ingresan cambiando su identidad, sexo y edad, aparentando ser menores, buscando establecer una amistad, que la van reforzando con los chats, el envió de canciones o imágenes falsas. Son “especialistas” en las modas de los jóvenes y niños, para ponerse a la par de ellos. Saben de dibujos animados, animé o música. Suelen elegir víctimas de entre 12 y 14 años, que son convencidas para que realicen actos de tipo sexual ante la cámara web o fotografías. Comienzan a chantajear a los niños o niñas o les prometen regalos, con el fin de ir estableciendo mayores grados de compromiso en la relación. Algunos incluso suelen concretar citas directas con las potenciales víctimas, para luego abusar sexualmente de ellas. Según algunos especialistas los “groomers” apuestan a desafiar a los chicos, sobre todo a las nenas. Diciéndoles: “una amiga tuya me mandó este video bailando con una calza, a que vos no te animas”, por ejemplo, y así la convencen de que se filme con esa prenda o en ropa interior. Algunos optan sólo por las filmaciones o fotos que después son difundidas en todas las redes sociales.
