Las familias tomaban mate sentadas en el pasto, los chicos jugaban a la pelota, otros padres con sus chicos hacían fila para subir a la calesita, estaban los habituales vendedores del parque y hasta los de la feria ubicada cerca del Monumento al Deporte. El martes que le dio la bienvenida a la primavera pareció un domingo en el Parque de Mayo, con un común denominador que este año llamó la atención: hasta bien entrada la tarde, los estudiantes eran los menos, ya que hubo mayoría de familias.

El Parque volvió a ser el punto de encuentro de miles de sanjuaninos y pese a que pasado el mediodía era muy poca la convocatoria, con el transcurso de las horas fue tomando color. Y en la noche, el gran escenario montado en Las Heras y Libertador se convirtió en un hormiguero de gente.

Los Díaz, Robelli, Figueroa y Andino se instalaron con mesa y reposeras desde la mañana, cerca del Lawn Tenis. Allí desayunaron, almorzaron, los maridos se fueron a trabajar luego y las mujeres y los niños se quedaron para pasar la tarde. El único hombre entre todas ellas, Jorge, dijo que es una tradición de este grupo venir al parque el Día de la Primavera, pero que era la primera vez que veía tantas familias.

Claudia Pereyra fue con su hija y sus nietas y, para ella, la decisión de quedarse a tomar mate en el Parque pasó por el control de la Policía y la sensación de seguridad que tuvo. "Si hasta a mí me revisaron el bolso, para ver si traía alcohol. Lejos de enojarme, me pareció muy bien", dijo Claudia. A su vez, muchos padres jóvenes llevaron a sus chicos para compartir con ellos la primavera, como Franco y Laura, quienes paseaban a Santino, de 7 meses. "El año pasado, el bebé estaba en la panza y nos dijimos que en su primera primavera lo íbamos a traer, aunque sea un ratito. Y acá estamos", contó Franco.

Por su parte, pese a ser martes, los puestos de vendedores domingueros trabajaron a full, desde los que hacían panchos hasta los que vendían ropa interior, los que alquilaron autos eléctricos y los saltarines. Lo mismo pasó con la feria sobre calle San Luis e, incluso, con algunos de los artesanos de la Félix Aguilar.

Los Bravo estaban sentados sobre el cordón a la altura del reloj, por Libertador. El matrimonio con sus tres chicos dijo que venir con los menores a ver la Banda XXI les generaba duda, por temor a incidentes. Pero cuando llegaron al Parque y se encontraron con un ambiente familiar, decidieron quedarse.