Tapados con mantas, sentados en el cordón de la vereda o en algunas sillas que cada uno lleva desde su casa. Compartiendo una charla con alguien totalmente desconocido y en ocasiones hasta haciendo un fueguito para que la helada de la madrugada no se sienta con tanta intensidad. Así pasan las noches los acompañantes de algunos pacientes internados en el Hospital Rawson, ya que no se les permite ingresar a las salas del centro de salud, para respetar el distanciamiento social. Una de las veredas en las que más gente se junta en las noches, y que por momentos parece una sala de espera a la intemperie, es la de Maternidad. Desde el Hospital Rawson explicaron que desde que comenzó la pandemia sólo hay algunos servicios en los que se permite que haya acompañante, como Pediatría. Mientras que en otros sectores, los acompañantes no pueden entrar.
Algunos llegan de día y gracias al sol pueden soportar varias horas de espera. Sin embargo, cuando la noche comienza a llegar, empiezan a sentir intensamente las bajas temperaturas. "Yo llegué con mi esposa hace más de 24 horas y llevo todo ese tiempo sentado en la vereda. Ella todavía no tiene familia y no sabemos cuánto tiempo deberemos seguir esperando. Anoche había más gente que hoy y rogábamos que no lloviera porque no sabíamos qué íbamos a hacer si eso pasaba", dijo un hombre que llegó de 25 de Mayo (ver aparte). Al igual que él, muchas personas comentaron que la mayoría de la gente que espera en la vereda llega hasta ese centro de salud desde departamentos alejados. Durante las noches que este medio recorrió las veredas del hospital hubo gente de Albardón, Media Agua, Zonda, Ullum y del Gran San Juan.
La mayoría de las personas llegan a esa sala de espera improvisada bien preparados. Llevan camperas de abrigo, mantas, gorros de lana, guantes y termos con agua caliente para el mate o para hacer café. Sin embargo, hay momentos que nada de eso alcanza para soportar el frío de la noche. Algunos, incluso, aprovechan un toldo que hay en una de las entradas que da a calle Santa Fe, para poder cubrirse de la helada. "Este toldito es de los vendedores ambulantes que durante el día venden ropa para recién nacidos. Ellos nos dejan que nos quedemos acá y hasta nos prestan las sillas que ellos usan a la mañana siguiente", dijo Ruth Gutiérrez, que llegó con su hijo y su nuera desde 9 de Julio. Si bien la mayoría de las personas entiende que la medida es por el protocolo de Covid-19, los acompañantes de los pacientes dijeron que les gustaría que aunque sea los dejen estar en algún lugar cerrado. Al menos, las noches en las que hace más frío. Además, los consultados dijeron que también les molesta la "falta de información". Los acompañantes de pacientes contaron que pasan muchas horas sin saber qué pasó con sus familiares internados: algunos dijeron que se enteraron que sus bebés nacieron hasta 10 horas después de que ocurriera el parto.
ROBERTO SANTANA
- Desde Media Agua
Roberto Santana y su papá Pedro Santana llegaron desde Media Agua, Sarmiento, en colectivo. Lo hicieron luego de que la mujer de Roberto fuera trasladada en ambulancia para dar a luz a uno de sus hijos. "Antes al menos te hacían esperar en las sillas de la sala de espera", dijo el hombre que llevaba más de 5 horas sentado en la vereda esperando tener noticias de su esposa y su bebé. "Nos dijeron personas que llevan más tiempo que nosotros esperando que tendremos que pasar la noche acá. No sabíamos eso y no vinimos tan preparados. Antes al menos nos dejaban en un lugar calentito. Eso tendrían que considerar", agregó Pedro y explicó que se sentaron en unas sillas que les prestaron unos vendedores ambulantes.
MARIO RIVEROS Y LUCAS PEREYRA
- Compañeros de espera
Mario Riveros (a la derecha) es de 25 de Mayo, mientras que Lucas Pereyra (a la izquierda) llegó desde Albardón. Los jóvenes se conocieron en la puerta del Hospital Rawson debido a que llevaban más de 24 horas esperando a que sus esposas tuvieran familia. "Estamos desde anoche. Llegamos juntos prácticamente y no nos queda otra que esperar acá afuera otra noche más. Anoche el frío fue insoportable y ahora parece que tendremos horas más o menos parecidas", dijo Pereyra, mientras que el hombre de 25 de Mayo comentó que durante la noche anterior estuvo lloviznando y estuvieron mirando las veredas de los alrededores buscando dónde resguardarse, para no mojarse, en caso de que la lluvia aumentara.
FANY BRAVO Y DÉBORA VELAZCO
- Por una urgencia
"Mi cuñada trajo a su marido por una urgencia y resulta que en este momento lo están operando", dijo Fany Bravo, que es de Chimbas y que llevaba junto a algunos familiares más de 6 horas sentados en la puerta del hospital, a la espera de novedades por parte de los médicos. La mujer comentó que su cuñada les llamó para que le llevaran abrigo y algunas mantas porque no sabían si ellos podían o no ingresar en la madrugada al hospital. "Y todavía no nos informaron nada, parece que no podrá pasar ni siquiera un acompañante. Nos quedaremos acá para hacernos compañía", agregó Débora Velazco, otra familiar, y dijo que ellos habían llevado el termo con café y agua caliente para hacer más llevadera la espera a la intemperie.