– Antes de comenzar la restauración, Salinas hizo una limpieza profunda de la imagen con agua destilada para poder ver el material y los colores reales.

– Rellenó las piezas faltantes de las manos con pasta y enduido. Luego las lijó y pintó. También tuvo que hacer con madera uno de los clavos porque faltaba.

– Con óleo y barniz pintó todos los detalles de la cara, las costillas, las manos, las heridas, las piernas y los pies. Lo mismo hizo en la espalda.

– Los pliegues recibieron una técnica especial para simular la caída de la tela. A eso agregó un decorado en dorado, que ya se había borrado casi por completo.

– El 30 de julio pasado la imagen del Cristo volvió a su iglesia. Fue puesta de nuevo en la cruz y presentada en el altar para ser adorada por los fieles.