Es una rutina diaria. Todas las mañanas Rosa Galleguillo prepara el desayuno y ayuda a vestir a Julio, su hijo de 37, antes de que salga de la casa que comparten en Rawson. Ella, a sus 68 años, lo afeita y lo baña todos los días, antes que el colectivero, que pasa frente a la casa, toque bocina para que Julio suba al colectivo que lo lleva a la Terminal. Rosa lo despide con un beso y le pide que se cuide.
Esto sucede minutos antes de que Julio deje de ser su hijo y se convierta en el ‘Superman‘ de la Terminal de Ómnibus de la Capital. Y es con ese sobrenombre que se lo conoce en la calle porque suele llevar una capa confeccionada con bolsas.
‘A él le gusta ir para allá porque hace unos pesitos lavando autos y se divierte con eso. Además se pone mal si lo dejamos en casa sin poder salir‘, dice la mujer, que asegura que ‘Julio todas las noches vuelve a la casa a la hora de cenar. Come y le damos los remedios para que pueda descansar bien‘. Rosa está al tanto de los conflictos que tuvo su hijo hace unos días y en el que tuvo que intervenir la Policía porque se puso agresivo, pero dice que esto sucedió porque ‘lo molestan‘.
El hombre tiene esquizofrenia. Rosa cuenta que carga con esta enfermedad mental desde que tiene dos años. ‘Comenzó con su problema luego de sufrir de muchos ataques epilépticos. Pero no es violento con nadie, sólo con los que lo molestan. A nosotros nunca nos levantó la mano‘, dice la mujer.
Rosa vive con su hijo y su esposo, José Castillo (63), que está jubilado. El matrimonio es el que se encarga de ir al médico para buscar los remedios. Julio tiene una pensión y su mamá asegura que usan ese dinero para comprarle ropa y todos los medicamentos para tratar la esquizofrenia.
Julio terminó la escuela primaria, y según cuenta Rosa, tuvo un promedio normal. ‘Pero no siguió estudiando porque en la escuela lo molestaban mucho‘, agrega.
Por los brotes violentos de Julio, los empleados de la Terminal hicieron una exposición en la Comisaría 1era. Ante esta situación, Rosa dice que su hijo ‘no es como dicen por ahí que está solo. Lo cuidamos y lo llevamos al médico una vez por mes para que lo revise‘, agrega Rosa.

