Algunos de los propietarios de los negocios que quedaron dentro del cerco de seguridad máxima, se quejaron ayer de que tendrán pérdidas porque si bien los han censado para poder abrir sus locales, a sus clientes ocasionales no, por lo que no esperan público entre lunes y martes. Un relevamiento de este diario en los alrededores del Centro Cívico, donde hay comercios sobre calle Las Heras y sobre Avenida España, dio como lectura que si bien los comerciantes celebran que se dé en San Juan un encuentro de presidentes por los beneficios para la provincia, les preocupa no vender. La mayoría aseguró que el llamado “lucro cesante” será importante y que por eso verían bien que el Gobierno -provincial o nacional- les ofrezca un resarcimiento económico. Entre los que tienen previsto no abrir se anotaron Miguel Vargas, encargado del restorán La Castellana sobre Las Heras, que suele atender casi todos los días mañana y tarde. Según él, tiene clientes fijos que nada tienen que ver con el Centro Cívico y no podrán acceder al lugar. Dijo que estima pérdidas por más de 1.000 pesos entre domingo y martes. También dijo que no abrirá Cecilia Cuenca, de la Farmacia San Pantaleón, quien destacó que sus clientes son mayoritariamente personal del Centro Cívico, que lunes y martes tiene asueto. También Diego Fernández de la agencia de quiniela Tu suerte. Por su parte, Andrés García, que tiene una verdulería en Laprida y España, dijo que no abrirá, además de porque no tendrá clientes, porque cree que la verdulería puede dar mala imagen en tamaño acontecimiento. En la recorrida, los únicos que se mostraron dispuestos a abrir sus puertas son los kioscos y afines, con la esperanza que tengan demanda de los policías, periodistas y el resto del personal acreditado para la cumbre. Adela Rojas, del drugstore Del Parque sobre Las Heras, hasta se dijo optimista con la afluencia de público. Lo mismo Ernesto Zalazar, quien tiene su kiosco cerca de la Libertador, que no será cortada. Y Ventura Graffigna, del kiosco sobre Rivadavia y España. Cristina Amato, de la fotocopiadora Divino Niño sobre calle Rivadavia y Las Heras, dijo que no sabe si abrirá porque no sabe nada del asunto. En la misma disyuntiva se mostró su vecina Esther Minuzzi, dueña de la boutique Ritmos.
