Son varios los episodios que se han dado en la provincia y donde los cultivos han sido blanco de fenómenos climáticos verdaderamente extremos. En la vendimia del 2011-2012, las lluvias hicieron de las suyas y buena parte de las plantas quedaron apestadas con oidium o peronóspora, lo que decantó en una merma en el rendimiento.
Otro sacudón de la naturaleza se dio la semana pasada, cuando una helada tardía inédita dejó -hasta ahora- 3.000 hectáreas de vides dañadas y otras 715 de chacras, y que ya adelantó el Gobierno provincial que trabajarán sobre un proyecto de emergencia o desastre agropecuario. Se sabe que estas cifras irán creciendo a medida que pasen los días, aunque ya el sector de la uva en fresco alertó que el 50% de la producción se perdió, lo que implica más de 5.000 ha afectadas.
En el derrotero de episodios, también se cuenta una helada ocurrida en julio del 2011 que azotó a los olivos y los números fueron un fiel reflejo del castigo que recibieron las plantas: 8.848 hectáreas dañadas, o sea el 38% de la producción de por entonces.
