La casa particular de Sandra Pérez -en el Barrio La Estación Ampliación- se ha convertido en una verdadera escuela pública. Es que allí funcionan desde hace algunos años dos proyectos educativos oficiales, el Propa de Educación para Adultos y el plan Alfabetic para abuelos. Además dan clase de apoyo escolar a los niños del barrio que necesitan un refuerzo para estudiar la lección del día o hacer los deberes. Así, en dos salones y la cocina, tienen al menos 20 bancos (de los del tipo escuela) que les donaron el año pasado de la Escuela Sholem Aleijem de la Sociedad Israelita de Beneficencia de San Juan. El resto, de bancos, banquetas y mesas las lleva cada uno de su casa o le piden prestados a los vecinos más cercanos a la vivienda. Pero no alcanza para que estén cómodos los 27 alumnos adultos, los 8 abuelos y los más de 12 alumnos que van a diario en busca de ayuda. “Hay muchos chicos que quieren venir pero como no tenemos mayores condiciones tenemos que decirles que no. Es que no vamos a arriesgarnos a que se enfermen por estar estudiando en el patio”, explica Sandra Pérez, que a su vez junto con otras mujeres es voluntaria en esta tarea de docente que llevan adelante Hilda Rufino del Propa, Roxana Villafañe (que está a punto de recibirse en Educación Especial) y Patricia Zuleta, que luego de su trabajo en el Colegio Don Bosco se va enseñar a esta villa de Rawson. Todas las voluntarias reciben capacitación y orientación psicológica, los sábados en el Hogar San Benito.
