Cuando los alumnos sanjuaninos estrenaron guardapolvo este año para iniciar el ciclo lectivo 2020, la única cercanía con el coronavirus a nivel local era una falsa alarma por un presunto caso de alguien que había venido a presenciar la Fiesta Nacional del Sol. Era el lunes 2 de marzo y nadie imaginaba tampoco que apenas al día siguiente, el ministro de Salud de la Nación saldría a confirmar el primer caso de Covid-19 en el país, un hombre que había viajado de Italia a Buenos Aires llevando consigo el virus. A partir de ahí, la situación en la provincia cambió muy drásticamente y en muy poco tiempo.
Ese ciclo lectivo, que arrancó con el gobernador Uñac inaugurando una escuela en Iglesia y anunciando más obras de infraestructura educativa, duró apenas 10 jornadas. Y se vino la suspensión de clases, el cierre de fronteras y la pesada historia que siguió después. El 10 de agosto, la particular experiencia de tener a los chicos de 14 departamentos (ninguno del Gran San Juan) volviendo al aula de forma parcial, limitada y con protocolos estrictos, abría la ilusión de un inminente regreso a la normalidad. Pero duró menos que al principio: fueron sólo 9 días de presencialidad acotada y para poco más de 10.000 estudiantes, de los casi 212.000 que hay en total, sin contar el Nivel Superior. El resto del año (incluídas esas 9 jornadas) consistió en 175 días de actividad escolar directamente adentro de los hogares, donde los padres debieron convertirse en una suerte de docente suplente para acompañar a sus hijos en el duro y complejo aprendizaje a distancia.
Al tercer día de clases sin clases, el 18 de marzo, el Ministerio de Educación sanjuanino activó Nuestra Aula en Línea, un espacio online que proponía contenidos y actividades escolares en casa, que en principio no eran obligatorios ni evaluativos. Sólo la primera semana, ya había entrado a ese sitio el 86% del alumnado sanjuanino. Eran la semilla de la que germinarían muy poco tiempo después las famosas guías pedagógicas, que, sumando los cursos de todos los niveles de la provincia, a mediados de diciembre terminaron siendo casi 153.000 en total, elaboradas por los docentes y controladas por directores, supervisores y autoridades ministeriales.
El propio ministro de Educación, Felipe de los Ríos, le había dicho a DIARIO DE CUYO que la pandemia había apresurado algo que ya estaba decidido, pero para un año después. La experiencia de sumar desarrollo virtual, con herramientas tecnológicas e interactivas, estaba prevista para el ciclo 2021. Pero de golpe y porrazo tuvieron que ponerse de cabeza a terminar de abrochar una modalidad totalmente online, que ni siquiera podía alternar con algunos días de presencialidad en las escuelas.
Ese nuevo sistema, que demandó esfuerzo extra no sólo del sistema educativo pleno sino también de los hogares sanjuaninos, tuvo que ir acomodándose sobre la marcha. Lo que al principio era voluntario se volvió obligatorio. Lo que iba a ser sólo monitoreado se convirtió en evaluativo, aunque sin el tradicional sistema de notas. Y lo que estaba pensado como una trayectoria educativa aceitada, terminó implicando dolores de cabeza para todo el mundo, quejas de los gremios docentes por "sobreexigencias" y protestas airadas de grupos de padres que aseguraban que era imposible seguirles el ritmo a las guías.
En el medio surgieron dos problemas serios. El primero, quedaba en evidencia el déficit de conectividad que hay en San Juan (Educación tuvo que salir a repartir fotocopias de las guías en las zonas donde ni siquiera llega internet) y la traba en muchas familias en las que los padres no conocían a fondo (o a veces nada) los temas que debían explicarles a los chicos. El segundo, una serie de vaivenes y contramarchas oficiales, entre ellas la más resonante: primero Educación aseguró que les daría muchas oportunidades a los chicos para pasar de grado, y hasta se implementó una "promoción acompañada" para seguir dándoles herramientas, pero quien aun así no alcanzara los objetivos en abril de 2021 iba a repetir; y después, desde la cartera salieron a contradecir eso mismo y a asegurar que ningún alumno repetirá el ciclo 2020, sea cual sea el nivel de conocimientos acreditado.
Pero las guías de a poco se iban naturalizando no sólo en la práctica, sino además en el lenguaje cotidiano de los hogares sanjuaninos. En ellas, con mayor o menor grado de creatividad, se integraba contenidos de distintas áreas. Los chicos enviaban después a sus docentes fotos o videos de las tareas hechas, el email y Whatsapp se convirtieron en la vía casi exclusiva de comunicación (hubo, sobre todo en escuelas de gestión privada, clases y reuniones por videoconferencia) y salió a la luz una fuerte disparidad en la cantidad de guías completadas. Según números oficiales, ya en octubre el atraso de los chicos de Educación Primaria con respeto a los contenidos planificados era del 25 al 50%.
Cuando ya promediaba el año, distintos estudios internacionales salían a dar cuenta de que en realidad suspender las clases en el mundo no había sido la mejor política, porque el daño en el aprendizaje había sido mucho mayor al riesgo de contagio y enfermedad que se suponía implicaban los niños y adolescentes. Educación de la Nación dio por cerrado el capítulo de la no-presencialidad para este año nefasto. Y el gobernador Uñac fue categórico apenas terminó este ciclo lectivo: el 1 de febrero de 2021, anunció, los chicos volverán a las aulas, con o sin pandemia de coronavirus. A esa altura, se espera que buena parte de la población de riesgo en San Juan ya esté vacunada. La historia, se espera, podrá dar mejores calificaciones.
Aprendizaje
56 por ciento de los alumnos de Nivel Inicial y Primaria dijeron que este año "aprendieron algo". Se desprende de las entrevistas del Dispositivo Socioemocional que realizó Educación entre más de 100.000 estudiantes.
Conectividad
16 por ciento de los estudiantes sanjuaninos abordados en el mismo operativo de entrevistas de Educación dijo no tener acceso a internet. Para esos casos, la cartera puso en marcha reparto de guías y otras metodologías.