Agustín Núñez (9) sólo tuvo claro que quería ser superhéroe a pesar de que aún no elegían la trama de la película que tenían que filmar. Miranda Cortés (5) quería que sus perritos Titi y Ciro también participaran del corto. Por eso, la mejor opción que tuvieron fue unir las ideas de todos y empezar a diagramar el guión de ’El rescate de los cachorros’, nombre que otro de los chicos le puso a la peli. De esta forma, cerca de 20 niños de la Villa Santa Anita, en Rivadavia, disfrutaron de una fría mañana de vacaciones de invierno.

La actividad organizada por la Municipalidad de Rivadavia tuvo ayer su tercera jornada. Y lejos de un set de filmación, los niños igual se sintieron artistas importantes. Se lucieron en un pequeño escenario que tiene la unión vecinal de la villa. Y a pesar de que no fueron filmados por cámaras profesionales sino con un celular, ni tuvieron a maquilladores que les retocaran los rostros, disfrutaron de la producción al máximo. Al principio estuvieron con vergüenza, pero después se soltaron y empezaron a hablar a los gritos todos juntos. Antes de la filmación, los pequeños de entre 3 y 12 años recibieron una charla en la que se les enseñaron algunos valores, como solidaridad, respeto y cuidado de la familia. Así fue que los mismos niños decidieron que la historia de la película tenía que ser sobre cuidar las mascotas.

Agustín y Lucas fueron los actores principales. Con los brazos en alto y simulando volar, los superhéroes rescataron a los cachorros que según la ficción habían sido tirados en la calle.

’Doctor acá le traemos dos perritos de la calle’, dijo uno de los superhéroes a los gritos, mientras que su colega explicó que los habían encontrado en una acequia. El veterinario y dos enfermeras que le ayudaron recibieron a los animales y los revisaron. Mientras que otra de las nenas hizo de narradora y explicó qué deben comer los perros e hizo hincapié en la importancia de las vacunas. ’Siempre soñé con ser actriz de cine’, dijo Marianela Ruarte, la narradora y una de las más desenvueltas de la mañana.

Al finalizar la filmación, los chicos pudieron ver su producción en una proyección. Sentados como si estuvieran en la sala de un cine, y en silencio absoluto se admiraron de la película y al finalizar aplaudieron sin parar.

Y para festejar, disfrutaron de un chocolate caliente, tortitas y sopaipillas, mientras se contaron anécdotas de la película que ellos mismos habían hecho.