�En círculos oficiales están convencidos que la exigencia local del cierre temporal de la mina Pascua-Lama fue determinante para el cambio de opinión de Barrick que tenía previsto dejar apenas 500 puestos de trabajo a partir de enero. Sólo en el cierre de la mina El Indio, en Chile, Barrick invirtió U$S80 millones, para un trabajo que incluye el desmantelamiento de las construcciones, la devolución de las principales geoformas a condiciones lo más parecidas posible a las encontradas antes de la operación minera, la reforestación de la zona y la clausura de túneles de acceso a las faenas subterráneas, entre otras acciones. Y para el cierre de la mina Pierina en Perú la minera canadiense calculó U$S80 millones en el 2009.