“Hablo ahora por una cuestión de prudencia, porque entendí que había que esperar que se clarifiquen las cosas y porque hay presiones en orden a la acción proselitista que uno pueda hacer”. “Esto no es un problema de gestión, nadie objeta la gestión, sino que es un problema que tiene que ver con lo político, con lo ético y con una visión de la sociedad que queremos para adelante”. “Aquí no está en juego la familia. Mi hermano seguirá siendo mi hermano toda la vida. La diferencia es que él piensa que su decisión es correcta y desde el punto de vista político, moral y ético creo que no es así”.
