Aún con resultados parciales, el jefe de la Policía, Miguel González, andaba festejando: "Estamos muy satisfechos -les decía a los medios-. Hicimos todo en tiempos muy buenos para una emergencia". Se refería específicamente a cómo había actuado Bomberos en el simulacro de incendio que se hizo ayer en el Centro Cívico, para testear la reacción en una emergencia y probar cómo funcionan tanto los rescatistas como los equipamientos. Primero evacuaron el edificio, en el que se calcula que había más de 5.000 personas en ese momento, y luego rescataron supuestas víctimas de los pisos superiores. Con un despliegue cinematográfico, aunque con trabajadores y público puestos sobreaviso, el rescate fue contundente: los bomberos lograron "salvar" del incendio a 11 personas en un operativo que duró sólo 11 minutos, entre el llamado al cuartel y el último traslado en ambulancia.
El listado de víctimas incluyó 9 quemados, 1 fracturado y 1 persona que sufrió un ataque cardíaco (todos con maquillaje de sangre y hollín). Para sacarlos del Cívico y brindarles los primeros auxilios, los bomberos usaron 2 autobombas, 2 camionetas, un total de 90 efectivos, una camilla aérea que se desplazaba por un cable, un equipo de rescate aéreo (con alguien que se descolgaba desde la terraza por una soga) y un arsenal de equipamiento médico de emergencias, como collarines complejos y chalecos de extricación, que sirven para inmovilizar a un paciente y trasladarlo sin tener que usar camillas.
"Todos estos equipamientos fueron comprados para los bomberos el año pasado. Son de última tecnología y sirven para primeros auxilios, para que ellos puedan mantener con vida a las personas antes de que lleguen las ambulancias", explicaba el jefe González mientras se llevaba adelante el despliegue.
Todos los actores del simulacro, entre la Policía, Bomberos y Defensa Civil, lo evaluaron como "muy positivo", aunque el informe final estará en unos días más. De todos modos, hubo una mirada preliminar, que luego fue comunicada por la Secretaría de la Gestión Pública y la Dirección de Control Operativo del Centro Cívico. En una gacetilla, dijeron que "el flujo por las escaleras fue espontáneo", los rescates "fueron realizados exitosamente" y que además "se pudo comprobar la potencia de la salida de agua que tiene el edificio que alcanza los 15 metros".
Pero, por otro lado, hubo muchos atenuantes que no existirían en un incendio de verdad: antes de que comenzara todo, la gente ya estaba avisada de cómo debía actuar, los ascensores ya estaban detenidos, la Libertador ya estaba cortada para los bomberos, ya estaba instalado el sistema de la camilla aérea, habían traído bomberos de Jáchal y Calingasta para poder completar los 90, y hasta las ventanas estaban previamente aseguradas con cuerdas para que no se cerraran durante los rescates.
Como contrapartida, la logística y los equipos funcionaron a la perfección. Y lo mismo se pudo comprobar con el sistema hidrante del edificio, cuya agua fue usada para apagar el incendio imaginario.

